Funciona
Tras patrullar ocho horas las calles, el poli llega a casa cansado. Gira la llave. Abre la puerta. Sobre el sofá ve a su mujer desnuda. Lonchas de sebo blancuzco cuelgan por todas partes. Reprime un gesto de asco y baja los ojos al suelo. El sonido de un click le hace mirar de nuevo a su esposa. De pronto, le asalta la urgencia de hundirse en aquella manteca y sin quitarse la porra se lanza hacia ella. La mujer sonríe complacida y dirige miradas furtivas a un frasquito volcado en la mesa, en cuya etiqueta se lee: feromonas femeninas.
5 comentarios :
Descojonante, Jose. Me he reído mucho con tu anuncio.
Eso de no quitarse la porra ... da mucho juego.
Y las lonchas de sebo ... una imagen de gran "fisicidad" ;-)
Me has convencido totalmente ¿dónde se venden las tales feromonas?
Ya comprendo eso que dicen de que una imagen vale más que mil palabras... En tu caso, no hay duda. Ninguna foto mejor para vender el producto. Muy divertido, el producto, y la puesta en escena.
Yo también quiero saber dónde se venden...
Una más a la cola, que los años pasan. Alicia.
Tú típico toque... genial... me imagino la escena y me parto la caja... jajaja... De momento no preciso ese frasquito especial, pero guárdame una muestra que todo se andará...
Besos
Cristina
Si semejante mierda provoca el aplauso de cuatro pavas, no necesitas aprender hipnósis.Tú mismo lo dijiste: los hechos hablan por sí solos.
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