Si algo hace a Isur diferente de otras ciudades es que en lugar de aire tiene ventiladores, enormes, para paliar el sofocante calor que despide la tierra roja que cubre plenamente las calles. Las habitaciones están llenas de flores maravillosas, pero ¡cuidado! Entre ellas, arañas negras y peludas pelean por ellas. Ellas si, ellas, son, realmente sus habitantes. La reina destaca por un lunar rojo en una de sus ocho patas.
Sobre los peldaños se posan mariposas de colores, aleteando sin cesar al sol mañanero; encima de los tejados las palomas planean como deshacerse de las temidas arañas.
Si los ciudadanos pueden andar bien por la ciudad, con sus negras telas vizcosas arrastrando, no lo sabemos, pero el rumor siseante y sibilino deshace los nervios. Aún así, estamos seguros de que los ejércitos de palomas, seguidas por las aleteantes mariposas, están en marcha. A todos los demás seres de Isur; les conviene permanecer quietos y tendidos. Se avecinan días terribles.Hay quien dice que llegarán avalanchas de humanos en grandes y extraños aparatos, y no queda sino creerlo. Lo lugares de reunión están bien escondidos, nadie debe saberlo. Sólo las palomas y las mariposas en sus reconocimientos del terreno por los secos y desiertos alrededores.
¡Debo de tener cuidado! Un grupo se acerca… Pueden hacerme prisionera y descubrir el mensaje. Mis hermanas, las palomas, me esperan.
La lucha está a punto de comenzar. Sólo de noche fijando el oído al suelo
podemos descubrir donde se esconden y así, vencer a las temidas y odiosas arañas negras. ¡Atención ruidos sospechosos! ¡Miles de arañas avanzan en posición de combate. ¡Vuelo veloz hacía Isur, mis compañeras esperan la señal!
3 comentarios :
Al leer el primer párrafo pensaba que Isur era Albacete, porque ¡vaya calor está haciendo!
Las arañas, qué miedo dan. No tengo aracnofobia, pero si viviera en Isur la tendría seguramente...
Un beso. Toñi
Palomas contra arañas (resulta curioso), pero ahora llegan los humanos acaban con unas y con las otras y se acabó el problema.
Un abrazo
Gracia
¡Uy, qué miedo!!! con lo poco que me gustan las arañas... Es un relato inquietante, bien escrito, original.
Diana
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