...Y lo nuevo que aquí aconteció fue que él dejó resbalar por la cara unas cuantas costosas lágrimas, hace mucho tiempo que andaban ahí represadas, siempre a punto de derramarse, finalmente estaban prometidas para esta hora triste, para esta noche sin luna, para esta soledad que no se resigna. No tuvo novedad alguna, porque ya había sucedido otra vez en la historia de las fábulas y de los prodigios de la gente canina, que se acercara Encontrado a Cipriano Algor para lamerle las lágrimas, gesto de consolación suprema que, en todo caso, por muy conmovedor que nos parezca, capaz incluso de tocar los corazones menos propensos a manifestaciones de sensibilidad, no nos debería hacer olvidar la cruda realidad de que el sabor a sal que en ellas está tan presente es apreciado en grado sumo por la generalidad de los perros. Una cosa, sin embargo, no quita la otra, si preguntamos a Encontrado si es la sal la causa de que lamiera la cara de Cipriano Algor, probablemente nos respondería que no merecemos el pan que comemos, que somos incapaces de ver más allá de la punta de nuestra nariz. Así se quedaron más de dos horas el perro y su dueño, cada cual con sus pensamientos, ya sin lágrimas que uno llorase y otro secase, quién sabe si a la espera de que la rotación del mundo volviera a poner todas las cosas en sus lugares, sin olvidar algunas que todavía no han conseguido encontrar su sitio.
lunes, 12 de mayo de 2008
"La Caverna" de José Saramago
...Y lo nuevo que aquí aconteció fue que él dejó resbalar por la cara unas cuantas costosas lágrimas, hace mucho tiempo que andaban ahí represadas, siempre a punto de derramarse, finalmente estaban prometidas para esta hora triste, para esta noche sin luna, para esta soledad que no se resigna. No tuvo novedad alguna, porque ya había sucedido otra vez en la historia de las fábulas y de los prodigios de la gente canina, que se acercara Encontrado a Cipriano Algor para lamerle las lágrimas, gesto de consolación suprema que, en todo caso, por muy conmovedor que nos parezca, capaz incluso de tocar los corazones menos propensos a manifestaciones de sensibilidad, no nos debería hacer olvidar la cruda realidad de que el sabor a sal que en ellas está tan presente es apreciado en grado sumo por la generalidad de los perros. Una cosa, sin embargo, no quita la otra, si preguntamos a Encontrado si es la sal la causa de que lamiera la cara de Cipriano Algor, probablemente nos respondería que no merecemos el pan que comemos, que somos incapaces de ver más allá de la punta de nuestra nariz. Así se quedaron más de dos horas el perro y su dueño, cada cual con sus pensamientos, ya sin lágrimas que uno llorase y otro secase, quién sabe si a la espera de que la rotación del mundo volviera a poner todas las cosas en sus lugares, sin olvidar algunas que todavía no han conseguido encontrar su sitio.
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3 comentarios :
¡¡Quien tuviera un perro como Encontrado!!
Y la foto está muy graciosa.
Buena elección, Diana. Un beso.
Me gustó mucho el fragmeno que elegiste para leer, Diana. Yo leí "La Caverna" hace tres o cuatro años (creo que fue en el club de lectura) y me gustó mucho. El argumento es muy profundo, hace pensar mucho (y mal) y los personajes son muy entrañables, dejan poso.
Besos.
Alla hu akhbar!!!
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