Hay ocasiones en las que el olor a sangre aún se percibe intensamente. Y no es que me lo imagine yo. Es que dependiendo de hacia dónde sople el aire o de si llueve o hace calor, se remueve el ambiente encerrado de la habitación. Por eso, siempre que entro, lo primero que hago es abrir las ventanas, a ver si así, poco a poco, termina yéndose. Porque desde que decidió cortarse las venas aquella tarde, mamá se ha empeñado en quedarse, y por las noches nos llama y grita que nos quiere. Yo la oigo desde mi cuarto y entonces corro a abrazar a mi hermana, porque sé que bajo las mantas llora asustada…
1 comentario :
Está muy bien
Veo muy dificil hacer un buen relato con tan pocas palabras
Arístides
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