martes, 2 de diciembre de 2008
"UN LARGO INVIERNO", Teresa Sandoval
La marmota soñó que era abogada: una mujer alta, robusta, de densa cabellera castaña y protuberante dentadura. Envuelta en la toga negra estaba especialmente imponente, y bajaba y subía del estrado con una naturalidad sublime. Había conseguido la libertad bajo fianza para su cliente, un individuo oscuro y ladino como un zorro, cuyo delito se quedaba difuminado en los contornos del sueño. Cuando salieron de los juzgados se tomaron unas copas para celebrarlo y acabaron en la guarida del hombre, un sitio inhóspito y oscuro como una cueva. Retozaron toda la noche a la manera de los humanos, y él le descubrió el potencial erótico que tiene un tarro de mermelada de fresas. El sabor dulce en la boca y el regocijo de aquel cuerpo jurídico y rotundo, le hicieron olvidar que era dos de febrero. La primavera aquel año se retrasaría al menos dos veranos.
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1 comentario :
Muy bueno, Teresa. "El día de la marmota". Así estaba el pobre Ben Murray, dale que te pego al mismo día una y otra vez.
Y la marmota soñando ...
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