jueves, 24 de marzo de 2011

MUSLOS DE TRUENO (Diana)





He leído recientemente que se han descubierto en EEUU los restos fósiles de un brontosaurio emparentado con los diplodocus cuya principal característica es el tamaño de sus patas. Creen los expertos que este animal, apodado “muslos de trueno” y desaparecido en el cretácico inferior, utilizaba sus poderosas patas como arma para defenderse de los depredadores.

Una servidora, lectora apasionada de artículos científicos, se sintió sumamente sorprendida con el bombo que se dio a la noticia. Entiendo que, para los científicos de bata blanca, sumergidos en profundas excavaciones o en sus asépticos laboratorios, esta noticia les sorprenda. Yo creo que se debe a que tienen muy poco contacto con la realidad que les rodea. Si miraran con un poco más de atención se darían cuenta de que no se trata de una especie extinguida, nada más lejos de la realidad. Con que se detuvieran en las noticias que nos inundan a diario, descubrirían que estos dinosaurios, con poderosas patas, que atacan a sus enemigos a patadas, no han desaparecido de la faz de la tierra, antes bien, están más vivos que nunca.

No hay más que observar a nuestros políticos en plena pre campaña electoral, cómo se hacen un hueco en la sabana política y cómo, haciendo gala de una musculatura excepcional, apartan sin piedad al oponente, sin importarles si los dejan mal heridos, mutilados o muertos de muerte política. Lo realmente curioso del caso, y ésto sí que alguien debería estudiarlo, es que estos especímenes moribundos renacen con más bríos y se incorporan de nuevo al ruedo para ejercitar, una vez más, el juego de dar patadas a todo el que se interponga en su camino, y así, en un círculo sin fin, en una danza bestial (de bestias) hasta dejar agonizante a la ciudadanía, que no acierta a descubrir de dónde vendrá la próxima coz y a qué órgano vital lesionará, si a los salarios, a los servicios básicos o al intelecto del ciudadano de a pié que ya no atina a levantarse después de semejante andanada de golpes bajos.

La paleontología, ciencia que estudia el pasado de la vida sobre la tierra, debería ampliar su mirada y detenerse en la nueva fauna política, heredera de las bestias depredadoras que habitaron nuestro planeta. El único dato que aporta algo de esperanza es el hecho de que aquellos monstruos se extinguieron, no debemos desesperar y confiar en que algún cataclismo ciudadano los borre nuevamente de la tierra. Algún cataclismo, como por ejemplo no acudir a votar en las próximas elecciones o en su defecto, votar en blanco. Así, tal vez, se mueran de inanición.


5 comentarios :

lara dijo...

Tal vez los/as polliticos son una mutación genetica de aquellos

Anónimo dijo...

Ya sabemos que en la antiguedad, allá por Mesopotamia,todos eran dioses; hoy, por desgracia, se lo siguen creyendo.De lo que estoy segura, es que son una clase, "especial".
Muy actual y bien escrito, como siempre.
Un beso.
Alicia.

Nieves dijo...

Me parece un buen artículo periodístico, envíalo a algún periódico porque merece la pena que la gente lo lea.
Un beso

Pepi dijo...

Soy de la opinión de Edurne, me parecería fantástico que se compartiera con más gente. Muy bueno. Besos.

Ana dijo...

Muy actual, me encanta, coincide plenamente con mi opinión sobre el asunto pero me inclino ante tu forma de expresarlo, brillante

Ana