Érase una vez un joven lobo que quería comprarse un piso. Y para su desgracia fue a dar con “LOS TRES CERDITOS”, que eran constructores y promotores de viviendas.
El primero de ellos, el CERDITO FLAUTISTA, le enseñó una bonita choza de paja. Al lobo le pareció un poco canija, pero el cerdito le aseguró que era de paja ecológica y que vivir en aquella choza era recuperar la primigenia vivienda de sus ancestros lobos, así que el lobo muy contento, aceptó la compra. Además, el precio no estaba mal. La hipoteca no era demasiado grande y podría permitirse una vida más o menos desahogada.Mientras firmaba el contrato, una brizna de paja se metió por su nariz y el lobo estornudó con tal mala suerte que la casa se vino abajo al tercer estornudo. El lobo, lógicamente, montó en cólera, persiguiendo al cerdito, no sabemos si para comérselo o para romper el contrato.
El cerdito, para aplacar su furia, le llevó a ver la casa de su hermano VIOLINISTA. Ésta era de madera y, aunque el lobo no la vio demasiado consistente, el cerdito le aseguró que la madera era de unos árboles que habían sido talados de una forma natural por una comunidad de trabajadores en los bosques amazónicos. Y que la madera es lo mejor para armonizar el espíritu, en cuestión de Feng shui. El lobo, no muy convencido, firmó un nuevo contrato, aunque no se dio cuenta de que el precio de la casa había duplicado el valor de la primera.Y una vez firmado el contrato, se quedó hablando con los cerditos de los detalles cuando, sin querer, se apoyó en el quicio de la puerta de la casa, y esa sola presión dio al traste con todo el edificio, que seguramente estaba hecho de madera carcomida.Esta vez la rabia del lobo fue monumental.
Los dos cerditos fueron corriendo a casa de su hermano PRÁCTICO, que le ofreció, en compensación, una de ladrillo que había construido de una forma muy chapucera y con los materiales más baratos que había encontrado, pero que vendió al lobo como si fuera un palacio. Éste o era demasiado tonto o estaba muy desesperado, el caso es que se quedó con la casa. Eso sí, firmando un contrato con un precio que triplicaba la primera compra.
Así que ya tenemos al lobo hipotecado de por vida por una casa horrorosa y a los TRES CERDITOS constructores cantando tan contentos. Porque, con semejante lobo feroz, ¿QUIÉN TEME A LA CRISIS?
2 comentarios :
¡Que gusto poder reirse así en estos tiempos!. Eres genial en el humor(y en otras muchas cosas, claro). Un beso. Pepi.
Es divertidoo tu pobre lobo.
Un besico. Alicia.
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