-Teresa: tengo una sorpresa para tí, dice él.
Ella lo mira sonriente. Él saca de su bolsillo un pequeño candado.
-Me hablaste tanto de este lugar que pensé que te haría ilusión que compartiéramos un candado. Incluso he escrito nuestros nombres con un rotulador permanente.
Teresa mira el candado. Sonríe aún más.
-¡Qué buena idea, Agustín! Es muy romántico. ¿Me dejas que lo ponga yo?
-Lo cerraremos entre los dos y tiraremos la llave al mar.
Teresa busca entre los cientos de candados un lugar libre. Algunos van prendidos a otros, es difícil encontrar un hueco libre. Entre la masa de metal llena de buenos deseos, uno que una vez estuvo en su mano:
Pere i Teresa, 30 de abril de 2011
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Este microrelato lo he publicado en esta dirección de mi blog. He escrito también otras dos historias más, os dejo los enlaces, por si quereis leerlas:
Candados - Dos
Candados - Tres
Animo a nuestros lectores a que nos manden sus historias de candados y las publicaremos en este espacio. Muchas gracias.
Un abrazo. Toñi
3 comentarios :
Romántico y hermoso como es el amor, supongo que los candados son para que nadie trunque los buenos momentos y los deseos positivos se queden encerrados por siempre.
Me gusta.
Un abrazo.
Alicia.
Qué creatividad, Toñi!! Lo cierto es que es una idea muy romántica la de los candados, y que da mucho juego. A ver si me llega la inspiración a mí.
Me han gustado mucho tus historias, amores variados, felices, efímeros, ... como la vida misma.
Un beso.
que bonitas historias Toñi, estos candados me gustan mucho. Pepi.
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