Cuando llega el otoño, algunas personas se ponen mustias como las hojas.
Tal vez las palabras sirvan de algo.
Treinta años rebuscando en los bolsillos del espíritu una moneda para Caronte. Aletargada en el interior de la montaña, sin pulso, porque la vida se cansó de latir creyendo no ser querida y emigró ansiando un rincón mejor para descansar. Treinta años pensando que el pozo es mi hogar y la oscuridad mi hermana. Despreciando los días, consintiendo el marchitar necio de las horas.
Y de pronto, cuando ya me olvidé de sentir, empiezo a escuchar mi propio repiqueteo. Agua que humedece la hendidura en la piedra del alma. Escarbo, escarbamos la voz y yo hasta encontrar arcilla mansa, figuras calientes palpitando entre mis dedos. Soy yo, creada de una costilla que nunca perdió la esperanza de ser alfarera de aquello que empieza.
Soy agua, lo dicen mis manos, soy brisa tibia arrancando los ojos negros al hastío.
Las entrañas del monte, rezuman bocanadas de aliento mientras comienzo a subir, la luz que apenas ha hablado conmigo me marca la senda.
Treinta años perdida, si ¿y qué?, si un día gozándome en el propio regazo que nunca se fue, me alimentan como el resto de las vidas que me quedan, que fluyen conmigo.
Gotas tañendo en la cañada que se abre pariéndome en lodo fresco con olor a hierba y a sal.
Ahora el otoño me abriga junto al árbol que tan solo duerme, me abrazo a él y siento arder la savia que salta hasta la sangre que aprende a fluir.
Y me volveré fuente, manantial, río, que lave el lienzo de amortajar y lo tiña en palabras vivas, frases que recobren sus letras para gritarle a los hundidos, que hoy soy montaña.
¿Por qué ellos no?.
6 comentarios :
¿Porque ellos no? Con lo hermoso que sería.
Un beso. Alicia.
Qué bonito, Pepi. Como siempre tu vocabulario me deja con la boca abierta.
En cuanto el tema, a ver si la Resurrección es contagiosa y hacemos una colectiva.
Besos.
Gracias a las dos, guapas.
La resurrección llegará estoy segura. Si la persona del texto, a la que os aseguro conoceis muy bien lo ha conseguido ¿por qué los demás no?.Un besito.Pepi.
Bonitas palabras, Pepi. Cómo me ha gustado lo de "Despreciando los días, consintiendo el marchitar necio de las horas". Es decir, que me he sentido reflejada, no que me guste que sea así, se entiende, ¿no?
Yo me sumo a lo de la resurrección, pero por favor, que sea ya la definitiva, joer, que mira que me empeño en volver a caer.
Pues eso, que bonitas y esperanzadoras palabras para un otoño extraño.
Un abrazo
Gracia
Hola Pepi que bonito me ha encantado ,dan ganas de ser manantial y montaña ,gracias por ser montaña, un abrazo .Gloria
Gracias a todas vosotras guapisimas. Un beso. Pepi.
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