Suena el reloj.
Despacio,
miro cómo la luz del amanecer
se filtra
rápido
por entre mis sábanas.
Y pienso,
en todo lo que se ha ido,
y en todo lo que ha quedado.
Lo sé,
aún vivo.
Y aún seguiré oyendo
el compás del reloj.
Ese que yace
junto a mi cama,
por si en la noche,
mientras duermo,
mi corazón pierde
el incesante
ritmo del tiempo.
Despacio,
miro cómo la luz del amanecer
se filtra
rápido
por entre mis sábanas.
Y pienso,
en todo lo que se ha ido,
y en todo lo que ha quedado.
Lo sé,
aún vivo.
Y aún seguiré oyendo
el compás del reloj.
Ese que yace
junto a mi cama,
por si en la noche,
mientras duermo,
mi corazón pierde
el incesante
ritmo del tiempo.
4 comentarios :
Pero bueno ... ¡todos os habeis inspirado en la cama! Hay que ver lo que nos gusta la cama ¿eh?
Bueno, Nieves. Me ha gustado mucho tu poema. Tiene el toque misterioso y sencillo que valoro y agradezco en la poesía.
Un besete y ¡nos vemos en la cama!
(Nooooooo, que nadie piense mal)
Yo me he inspirado en el reloj que tengo junto a mi cama, pero llevas razón, hemos coincidido en el mismo lugar de la casa: el dormitorio. Está claro, como en la cama en ningún sitio.
Y repecto a que nos vemos en la cama..., ¿y tú para qué sacas a la luz nada? Ahora seremos la comidilla de las ondas cibernéticas.com, jajaja.
Besos
De eso nada, que no me entere yo que nadie piensa mal que lo pico. Tu poema es como todo lo tuyo Edurne genial, para que andarnos con rodeos. Un besito. Pepi.
Hola.
Soy nuevo por estas líneas.
Hace tiempo, Dalí también me inspiró para unir unas cuántas palabras.
http://diegohsmar.blogspot.com/2009/10/revolucion.html
Espero que os guste.
Vuestro espacio me está dando mucha envidia...sana.
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