Es un cuento escrito en verso para niños muy pequeños. Si hay algún artista que quiera ilustrarlo, que se manifieste.
Valentín, el colorado
era un calcetín usado,
raído y desparejado,
que por jugar en el cesto,
se perdió mientras el resto
de ropa sucia se iba
derecha a la lavadora.
─¿Y qué vas a hacer ahora?
─Divertirme, por supuesto.
“Voy a vivir aventuras,
hacer muchas travesuras
y colarme en las ranuras
que hay detrás de aquel armario.
Y escribiré en mi diario
todas las andanzas locas
de un calcetín colorado
que quedó desparejado
y se convirtió en corsario.
Navegaré entre pelusas
como si fueran medusas,
conoceré los rincones
olvidados por la mopa.
Seré envidia de la ropa
de camisas, pantalones,
de zapatos y de blusas.
Valentín, el más valiente,
guapo, fuerte, inteligente.
Valentín, el calcetín
que admira toda la gente.”
Pasó tres días vagando,
haciendo amistades nuevas:
El botón de una chaqueta,
una cuerda de raqueta,
una pinza color verde
(esa que siempre se pierde)
una cera color lila,
una horquilla y una pila.
Todos estaban perdidos
y con cara de aburridos.
Valentín no comprendía
que no estuvieran contentos.
Sin embargo él sonreía
y ellos miraban atentos:
Mirad quien es, se decían
Valentín, el más valiente,
guapo, fuerte, inteligente.
Valentín, el calcetín
que envidia toda la gente.
Pero un día, de repente
ya cada vez más cansado,
Valentín el colorado
se fue sintiendo muy solo...
Estaba sucio, arrugado,
un poco deshilachado,
y empezaba a echar de menos
a su hermanito Bartolo.
“¡Qué hará el pobre sin pareja!
Si no me encuentra enseguida
ya no valdrá para nada.
Se quedará allí en la leja
de la ropa abandonada.
Y yo mientras por el suelo,
sin hacer nada importante.
Mirando a lo tonto el cielo
que es lo más interesante
que habrá por estos rincones.
De eso nada, que hay razones
para volverme a mi cesto
y darme una buena ducha
en la próxima colada.
Qué bien, volver a mi puesto
con mi hermano, que me escucha,
que se dobla bien conmigo,
y si tengo frío, me achucha.
Ese sí que es un amigo.
Teniéndole al lado mío,
no necesito más nada.”
Y así es como llegó al fin
la historia de Valentín,
el calcetín más valiente,
guapo, fuerte, inteligente.
Valentín, el calcetín
que quiere toda la gente.
8 comentarios :
Es muy gracioso y me gusta mucho.
Para los pequeñines, es ideal.
Un beso.
Alicia.
¡Qué bueno, Paula! Me encanta tu cuento. Además con final feliz: Valentín disfruta de su aventura y luego se incorpora a la rutina (apreciandola más, seguro)
Muy logrado el ritmo y muy divertido. Estás hecha toda una poeta.
¡Me encanta Valentín, Paula!.
Es divertido, tierno. Si casi me hace llorar cuando se ha sentido solíto. Estupendo. Besos. Pepi.
Muy bien, Paula. Rima, cuenta una historia chulísima, tiene ritmo... Yo hubiera sido incapaz de hacerlo.
A mis hijos les ha gustado mucho y yo me lo he pasado pipa leyéndoselo.
Queremos más...
Gracia
¡Un cuento con final feliz, de los de colorín colorado, y encima con rima...! Paula, creo que a los peques les va a encantar ese calcetín travieso, que te has sacado de la manga con mucha ternura y gracia.
A mí, que no soy dada a los cuentos...definitivamente me gusta. Apúntate una.
Besos
Cristina
Siempre me he preguntado adonde van a parar los calcetines. Se ve que no todos los que se van a correr mundo encuentran el camino de regreso.
Un poema con gracia, rima, ritmo y moraleja, como Dios manda.
Jose Arístides.
Siempre me he preguntado adónde van los calcetines. Se ve que no todos los que se aventuran por el mundo encuentran luego el camino de regreso.
Un poema con gracia, rima, ritmo y moraleja, como Dios manda.
Jose Arístides.
Muchas gracias a todos, la verdad es que me lo pasé muy bien mientras lo escribía.
Gracia, me alegro de que haya pasado el filtro de tus hijos. A la mía se lo conté y me miraba atenta, pero creo que no se enteró de mucho. A lo mejor si se lo cuento con un calcetín en la mano, a modo de marioneta...
No sé. Un beso a todos.
Publicar un comentario