Por favor Dios mío, haz que me telefonee ahora, oh Dios, que me llame, no pediré nada más, te lo prometo. Me parece que no es pedir demasiado. Te costaría tan poco, Dios mío, por favor concédeme esa pequeñez…Que me telefonee ahora mismo, nada más. Por favor Dios mío, por favor, te lo ruego.
Tú sabes que estoy desesperada, sólo esa llamada me puede tranquilizar, le quiero tanto, estoy tan triste señor, te juro que si me llama haré siempre lo que el quiera. Puedes hacerlo, tú lo puedes todo. Sólo una llamada por favor.
No puedo vivir sin él, no importa que me engañe, o que de vez en cuando, (sin querer claro), me empuje, tal vez, un cachete sin importancia, naturalmente, porque me quiere, yo lo sé, aunque lo disimule, es muy orgulloso y grita y castiga, pero seguro, que he sido yo la culpable, siempre hago algo mal, me lo dice una y otra vez. Por eso me siento avergonzada, seguramente, el no quiso hacerme el cardenal, ni por supuesto la herida, tampoco quería estampar la cena en la pared, ni insultarme, yo sé, que no quería hacerlo, me quiere, ¿Por qué estaría conmigo si no? ¡Me quiere, me quiere! Pero es tan orgulloso… haz que me llame señor, yo haré lo que me pida, trabajaré el doble, horas extras, no le faltará la cerveza, lo tendré como un rey, pero que me llame, te lo suplico, no puedo aguantar más, ya lo sabes, le quiero mucho, es mi hombre, mi vida… Dios, que me llame, que yo sepa que está bien.
Me mata la preocupación, hasta los niños lo echan de menos, es su padre; y aunque les pegue de vez en cuando y los castigue, sobre todo a no a ir a la escuela, porque opina que es una pérdida de tiempo, yo sé que lo quieren y el a ellos, pero lucha por hacerlos unos hombres de provecho.
Estoy muy dolida, se ha enfadado tanto… y lo siento, lo siento mucho, puede que esté cinco días sin venir, o diez, cómo otras veces, ¡no sé si podré resistirlo! Dios, haz que vuelva, al menos que me llame, tú eres grande, lo puedes todo, y yo, lo deseo tanto…
¡Quítele las esposas señor guardia! El es bueno, no quería hacerlo, lo que pasa, es que se pone nervioso… me porté mal, no recuerdo lo que hice, pero me porté mal, si no hubiera sido por eso, no me habría pegado, lo sé, puedo asegurárselo.
Me puse tan contenta cuando le vi, Dios me había escuchado, corrí y le abracé con fuerza, los niños estaban allí, también le abrazaron, tal vez le hice daño al abrazarlo y él se enfadó…seguro que tenía razón, siempre la tiene.
Ya sé que esta vez me ha dado más fuerte, pero no le pienso denunciar, no insista, no pierda su tiempo, él, es mi hombre y ya está. No le hagan nada por favor, yo estaré bien en el hospital, no es la primera vez, ya me conocen y me tratan estupendamente.
Marina, no me subas aún a la ambulancia, (ella es mi enfermera, señor guardia, me conoce desde hace tiempo), espera un poco mujer, quiero mandarle un beso. Bueno, súbeme ya, empiezo a marearme, ¡vecinas, cuidad de los niños! volveré pronto, como siempre.
Manolo, no tengas miedo, pasará cómo las otras veces, mañana estarás libre,¡ nunca te denunciaré, lo sabes bien!
Gracias señor, muchas gracias, sabía que no me podías fallar, nunca lo haces.
Se ha puesto oscuro, no veo nada, ¡ súbeme ya Marina! Ponme una inyección de esas que lo curan todo, ¿vuelvo a sangrar? Ya, ya lo sé, no debo preocuparme.¡ Marina! ¿Donde estás Marina? Creo que estoy muy débil…
No puedo casi hablar, dile a Manolo que le quiero mucho, me pesan los ojos. Ya me pusiste la inyección ¿verdad? No me duele nada. Muchas gracias. ¿Estoy pensando o alguien me oye? Creo que ésta vez no voy a volver, aunque sé que Dios está conmigo, me lo ha demostrado: mi amor ha vuelto.
Manolo siempre dice que soy muy mala y que iré al infierno; pero a donde vaya, le seguiré queriendo, tú no te enfades con él, Dios, soy yo, que no soy buena, lo siento por los niños, pero seguro que los cuidará. Marina llora, no te preocupes Marina, (no sé si me oye), el dolor se ha ido…
Dios me escuchó y mi hombre está aquí. Por él, todo lo doy por bien empleado. Gracias, gracias señor…
Tú sabes que estoy desesperada, sólo esa llamada me puede tranquilizar, le quiero tanto, estoy tan triste señor, te juro que si me llama haré siempre lo que el quiera. Puedes hacerlo, tú lo puedes todo. Sólo una llamada por favor.
No puedo vivir sin él, no importa que me engañe, o que de vez en cuando, (sin querer claro), me empuje, tal vez, un cachete sin importancia, naturalmente, porque me quiere, yo lo sé, aunque lo disimule, es muy orgulloso y grita y castiga, pero seguro, que he sido yo la culpable, siempre hago algo mal, me lo dice una y otra vez. Por eso me siento avergonzada, seguramente, el no quiso hacerme el cardenal, ni por supuesto la herida, tampoco quería estampar la cena en la pared, ni insultarme, yo sé, que no quería hacerlo, me quiere, ¿Por qué estaría conmigo si no? ¡Me quiere, me quiere! Pero es tan orgulloso… haz que me llame señor, yo haré lo que me pida, trabajaré el doble, horas extras, no le faltará la cerveza, lo tendré como un rey, pero que me llame, te lo suplico, no puedo aguantar más, ya lo sabes, le quiero mucho, es mi hombre, mi vida… Dios, que me llame, que yo sepa que está bien.
Me mata la preocupación, hasta los niños lo echan de menos, es su padre; y aunque les pegue de vez en cuando y los castigue, sobre todo a no a ir a la escuela, porque opina que es una pérdida de tiempo, yo sé que lo quieren y el a ellos, pero lucha por hacerlos unos hombres de provecho.
Estoy muy dolida, se ha enfadado tanto… y lo siento, lo siento mucho, puede que esté cinco días sin venir, o diez, cómo otras veces, ¡no sé si podré resistirlo! Dios, haz que vuelva, al menos que me llame, tú eres grande, lo puedes todo, y yo, lo deseo tanto…
¡Quítele las esposas señor guardia! El es bueno, no quería hacerlo, lo que pasa, es que se pone nervioso… me porté mal, no recuerdo lo que hice, pero me porté mal, si no hubiera sido por eso, no me habría pegado, lo sé, puedo asegurárselo.
Me puse tan contenta cuando le vi, Dios me había escuchado, corrí y le abracé con fuerza, los niños estaban allí, también le abrazaron, tal vez le hice daño al abrazarlo y él se enfadó…seguro que tenía razón, siempre la tiene.
Ya sé que esta vez me ha dado más fuerte, pero no le pienso denunciar, no insista, no pierda su tiempo, él, es mi hombre y ya está. No le hagan nada por favor, yo estaré bien en el hospital, no es la primera vez, ya me conocen y me tratan estupendamente.
Marina, no me subas aún a la ambulancia, (ella es mi enfermera, señor guardia, me conoce desde hace tiempo), espera un poco mujer, quiero mandarle un beso. Bueno, súbeme ya, empiezo a marearme, ¡vecinas, cuidad de los niños! volveré pronto, como siempre.
Manolo, no tengas miedo, pasará cómo las otras veces, mañana estarás libre,¡ nunca te denunciaré, lo sabes bien!
Gracias señor, muchas gracias, sabía que no me podías fallar, nunca lo haces.
Se ha puesto oscuro, no veo nada, ¡ súbeme ya Marina! Ponme una inyección de esas que lo curan todo, ¿vuelvo a sangrar? Ya, ya lo sé, no debo preocuparme.¡ Marina! ¿Donde estás Marina? Creo que estoy muy débil…
No puedo casi hablar, dile a Manolo que le quiero mucho, me pesan los ojos. Ya me pusiste la inyección ¿verdad? No me duele nada. Muchas gracias. ¿Estoy pensando o alguien me oye? Creo que ésta vez no voy a volver, aunque sé que Dios está conmigo, me lo ha demostrado: mi amor ha vuelto.
Manolo siempre dice que soy muy mala y que iré al infierno; pero a donde vaya, le seguiré queriendo, tú no te enfades con él, Dios, soy yo, que no soy buena, lo siento por los niños, pero seguro que los cuidará. Marina llora, no te preocupes Marina, (no sé si me oye), el dolor se ha ido…
Dios me escuchó y mi hombre está aquí. Por él, todo lo doy por bien empleado. Gracias, gracias señor…
6 comentarios :
Por desgracia, cosas así ocurren.
yo, sé algo de esos asuntos.
Es muy triste, pero muy real.
Vicenta.
Alicia, me ha impactado tu relato. Como bien dicen los dos comentaristas anteriores, estas cosas ocurren y son así, tal y como las has contado. Has captado perfectamente la lucha por ver otra realidad que anida en la mente de la protagonista. A pesar de las evidencias, es incapaz de ver lo que realmente ocurre, está ciega, y en sus pensamientos se entrevé perfectamente esa ansiedad, la baja autoestima, el drama que vive dentro y fuera de su cuerpo. Lo has bordado Alicia. Me ha encantado.
A mí también me ha gustado mucho tu relato, Alicia. Has expresado muy bien la desesperación, la lucha interna de sentimientos, y el desamor.
Triste pero real como la vida misma.
Un abrazo.
Gracias Paula. No conocco a los otros comentaristas, pero es bueno que opinen. Gracias.
Gracias Teresa.
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