martes, 19 de septiembre de 2023

RELATOS GANADORES DEL XI CERTAMEN DE MICRORRELATOS "SUCEDIÓ EN LA FERIA"

PRIMER PREMIO

TÍTULO: NO NI NÁ

AUTOR: ÁNGEL BARCELÓ MARTÍNEZ


«A mí no me gusta la feria, si tengo tiempo ni la piso», me dijo.

El día siete, lo vi entre el público de la cabalgata. El día ocho, lo vislumbré en las vaquillas, bien tempranico. «Empieza fuerte», pensé. No sabía si madrugaba o es que no se había acostao. El día nueve, estaba de mojitos en el templete; el diez, en un concierto en la caseta; el once, de farra por los ejidos; el doce, dando un garbeo por la feria de artesanía; el trece, haciendo cola para subirse al Sapito Loco; el catorce, poniéndose fino a miguelitos y sidra; el quince, en el pincho esperando a los colegas; el dieciséis, en los anillos comiendo gambas y bebiendo cañas; el diecisiete, apuraba hasta el último día, lo pillé mirando los fuegos artificiales y escuchando a la banda de música con los ojetes vidriosos del tó. Ahí ya no me pude contener, abandoné el modo espía que mantenía desde el principio, le di un toquecete en el hombro, me arrimé bien para que me escuchara con claridad y le dije guiñándole un ojo: «¡Qué, majo!, que no nos gusta la feria, ¿eh?... No ni ná… Ahora, me dirás que los extraterrestres no existen». 

Quince ferias seguidas y siempre con el mismo cuento. ¿Tanto le cuesta reconocer la suerte que tuvimos de que el Líder Supremo de nuestro planeta decidiera destinarnos a Albacete para infiltrarnos entre los humanos?



SEGUNDO PREMIO

TÍTULO: QUIMIOTERAPIA

AUTOR: DOMINGO JIMÉNEZ LACACI


Se movió trabajosamente con la silla de ruedas hasta la ventana de la cocina. Aunque desde aquel 9ºC de su hija no podía ver La Sartén, podía adivinar el resplandor del ferial. El piso era alto, pero poca cosa para un piloto jubilado. Lo tenía allí varado un nuevo tratamiento experimental voluntario del que se comentaban extraños efectos secundarios apenas conocidos.  
Esa noche forzó como nunca sus piernecitas devoradas por el sarcoma hasta subirse al alféizar, y allí recordó su viejo helicóptero de Los Llanos y la grandeza de los cielos. Y tomó la decisión, en ese momento y sin ningún titubeo. 

En el 7ºC notó el aire vibrarle las mejillas. En el 5ºC, el ventarrón ya le abría la boca. En el 3ºC, sintió que algo enorme y vivo brotaba de sus omóplatos, y en el 1ºC remontó rozando la marquesina del Bar Paco. Y volvió a ver la ciudad entera a quinientos metros de altura sobre Los Redondeles, y el hervir de gente bajo las bombillas. Y allí solo, lloró emocionado ante tanta vida y tanta belleza.

Al día siguiente le llevaron a la cama La Tribuna con el desayuno. Papá, mira qué rara esa foto de anoche sobre la Puerta de Hierros. Está muy borrosa, pero podría parecer humano, ¿verdad? Y fíjate en esas formas largas detrás. 

Ya no saben qué inventar para vender periódicos, contestó moviendo el café. Y recogió del embozo una enorme pluma blanca que escondió bajo la almohada.

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