sábado, 16 de septiembre de 2017

RELATOS GANADORES DEL V CERTAMEN DE MICRORRELATOS "SUCEDIÓ EN LA FERIA"

PRIMER PREMIO

TÍTULO: ÉRASE UNA VEZ

AUTORA: PEPA ESCOBAR MARTÍNEZ (ALBACETE)

Érase una vez un ocho de septiembre en Albacete. Caperucita Roja caminaba muy contenta por el paseo de la Feria, comiéndose un algodón dulce, cuando a nivel de la Tómbola de Caridad le salió al paso el lobo feroz:
-¿Dónde vas caperucita, tan guapa y vestida de serrana?
- Hola, buenas noches, voy a Magisterio a bailarme las manchegas que tocan a las dos de la mañana y después a casa de mi abuela, que vive en el barrio San Pablo.
Entonces, el astuto lobo la convenció para subirse con ella a la noria, y después de feriarle unos pendientes, se fueron a las casetas de la Cuerda a bailar a golpe de reguetón y mojito, “como si no hubiera un mañana”.
Pasadas las tres de la madrugada, la abuelita, cansada de esperar a su nieta, llamó por el móvil a unas amigas, se tomaron un caldico reparador y estuvieron de pasodobles hasta que se hizo de día.
Mientras tanto, gracias a su gran puntería, el cazador conseguía varios peluches de Pokémon en el Tira Pichón.
-Pero, ¡pijo! ¡Cómo ha cambiado el cuento!- bromeaban los tres cerditos, que estaban tomando churros en Luciano después de haber corrido delante de las vaquillas.
Y colorín colorado, este cuento hasta el diecisiete de septiembre todavía no se ha acabado.


SEGUNDO PREMIO

TÍTULO: LOS EJIDOS, CUATRO DE LA MAÑANA

AUTOR: MODESTO BALLESTEROS ORTEGA (ALBACETE)

Todos los años la misma historia: decía que odiaba la feria, que no soportaba el bullicio, el jaleo, el olor a cabeza de gamba. Que la noria era la puntilla ideal para la cena en las tascas. Que jamás había conocido a nadie que hubiera ganado algo más que una lata de sardinas o una muñeca chochona en las tómbolas. Que los toros eran el paralelismo perfecto de las fiestas: ni arte, ni cultura. 
Y por ahí se iba animando y la perorata iba a más: decía que todavía no habían encontrado al experto que supiera diferenciar la sidra que vendían del caldico reparador, que probablemente el Dúo Dinámico pasaba el año hibernando en una nevera en la Caseta de los Jardinillos esperando el próximo concierto, que para que te contratasen de Bob Esponja o Winnie the Pooh tenías que ser pederasta o toxicómano.
 Y ahí ya se desataba por completo y decía que, si por él fuera, todos los años se empalaría al concejal de festejos en el pincho de la feria, que cambiaría la ofrenda floral por un besatrapos (en concreto, el del puesto de berenjenas), que obligaría a bailar las manchegas a las dos de la mañana sobre una alfombra de ascuas, etc., etc., …
Y no eran las barbaridades lo que le hacía perder autoridad cuando lo decía. Era acabar las frases con la boca llena de los Miguelitos que iba mojando en el cubata.

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