miércoles, 18 de septiembre de 2024

RELATOS GANADORES DEL XII CERTAMEN DE MICRORRELATOS "SUCEDIÓ EN LA FERIA"

 PRIMER PREMIO

LA ÚLTIMA GARRAPIÑADA DE LA FERIA

DE VÍCTOR VALDESUEIRO BERNABÉ


    — ¿Una foto en la noria?

    A él también le pareció una idea muy romántica para una primera cita. Ya le había conseguido un peluche en la tómbola y compartían una bolsa de garrapiñadas.

    Subieron a la cabina y el operario, al ver a la pareja de tortolitos, les aconsejó:

    —Disfrutad del viaje que será único.

    El arranque fue brusco, acompañado de un desconcertante frío y una claridad cegadora.

    Cuando cogieron altura les invadió una felicidad plena e inocente, que duró hasta casi alcanzar el punto más alto.

    Desde allí, agarrados de la mano, pensaron que el viaje sería eterno como su amor.

    El descenso comenzó de forma imperceptible; pero cuanto más bajaban, más velocidad cogían.

    Cuando fueron conscientes, habían recorrido más parte del viaje que la que les restaba; entonces intentaron disfrutar cada instante, apreciar el vuelo de los pájaros y los tonos rojizos del atardecer albaceteño.

    La cabina se fue deteniendo lentamente hasta quedar totalmente parada. 

    Al abrir la puerta comprobaron con asombro que había anochecido y que ya no escuchaban la música de las casetas, ni las risas y gritos de sus amigos.

    Primero salió él, ligeramente encorvado y agarrado a un bastón; las gafas de sol se habían convertido en correctoras con parche; detrás iba ella con un andador.

    — ¿Habéis disfrutado del viaje? preguntó el operario.

    — Muy breve.

    Y con lento caminar, ambos ancianos se alejaron mientras, con sus temblorosas y desdentadas bocas, saboreaban la última garrapiñada de la feria.



SEGUNDO PREMIO

CARTA A PAPÁ

DE PAU HERREROS CASTELLÓ

    
    Me acordé de ti porque los tirantes me picaban sobre los hombros. Aquel verano apenas me puse crema solar y mi piel se resintió. Ya, ya lo sé. Jamás habrías aprobado que saliese a caminar así por la Hoz del Júcar.

    Mamá entreabrió la puerta de mi habitación y salí, como pude, de tu recuerdo. Si no me daba prisa, nos perderíamos la inauguración de la feria. 

    Nada más llegar, reparé en el parpadeo de aquella lucecita. Era la penúltima de una guirnalda larguísima. La disposición de las bombillas sigue pareciéndose a los radios de una bicicleta. Y aquel parpadeo, no me mientas, debió de ser cosa tuya. De pequeña, me contabas que aquellas hileras de luces que descendían desde el centro de los Redondeles, eran la rueda de la bicicleta de un gigante. La noria, indudablemente, se convertía en la otra rueda. Siempre añadías que estuviese muy atenta porque, algún septiembre, aquel gigante despistado vendría a buscarlas y, entonces… Entonces, hacías una pausa y llegaba el ataque de cosquillas.

    Bien sabes que, en esta feria, se obra el milagro. El pasado, el presente y el futuro se acercan tanto que pueden tocarse. Tres mundos en uno que nos sacude la memoria y nos permite sentir la magia. Esta noche, en esta plaza, bajo los reflejos de colores, te escribo para hablarte del futuro. Papá, sonríeme allá donde estés porque no ha venido el gigante, pero te escribo para contarte que vas a ser abuelo.


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