PRIMER PREMIO
LA ÚLTIMA GARRAPIÑADA DE LA FERIA
DE VÍCTOR VALDESUEIRO BERNABÉ
— ¿Una foto en la noria?
A él también le pareció una idea muy romántica para una primera cita. Ya le había conseguido un peluche en la tómbola y compartían una bolsa de garrapiñadas.
Subieron a la cabina y el operario, al ver a la pareja de tortolitos, les aconsejó:
—Disfrutad del viaje que será único.
El arranque fue brusco, acompañado de un desconcertante frío y una claridad cegadora.
Cuando cogieron altura les invadió una felicidad plena e inocente, que duró hasta casi alcanzar el punto más alto.
Desde allí, agarrados de la mano, pensaron que el viaje sería eterno como su amor.
El descenso comenzó de forma imperceptible; pero cuanto más bajaban, más velocidad cogían.
Cuando fueron conscientes, habían recorrido más parte del viaje que la que les restaba; entonces intentaron disfrutar cada instante, apreciar el vuelo de los pájaros y los tonos rojizos del atardecer albaceteño.
La cabina se fue deteniendo lentamente hasta quedar totalmente parada.
Al abrir la puerta comprobaron con asombro que había anochecido y que ya no escuchaban la música de las casetas, ni las risas y gritos de sus amigos.
Primero salió él, ligeramente encorvado y agarrado a un bastón; las gafas de sol se habían convertido en correctoras con parche; detrás iba ella con un andador.
— ¿Habéis disfrutado del viaje? preguntó el operario.
— Muy breve.
Y con lento caminar, ambos ancianos se alejaron mientras, con sus temblorosas y desdentadas bocas, saboreaban la última garrapiñada de la feria.