lunes, 12 de septiembre de 2016

RELATOS GANADORES DEL IV CERTAMEN DE MICRORRELATOS "SUCEDIÓ EN LA FERIA"

PRIMER PREMIO

TÍTULO: ENVIDIA SANA

AUTOR: SANTIAGO EXIMENO HERNAMPÉREZ (MADRID)

Sentado en uno de los bancos de madera de la Plaza del Altozano, al cobijo de la sombra de un árbol, me sobresalta el clamor de unos pasos y el repentino gruñido metálico que los acompaña. Dejo el periódico a un lado y veo que camina hacia mí el cuchillero, su cuerpo de bronce bruñido brillando bajo el sol, acompañado de la réplica de la bicha de Balazote, que ruge y ronronea a su lado. Me froto los ojos y maldigo en silencio los brebajes de la noche pasada en la Feria, pero ni aun así desaparecen de mi vista las estatuas redivivas.

—Y dígame, buen hombre —dice el cuchillero, ajeno a las miradas de asombro de los viandantes, a los gritos, al claxon de coches y autobuses—, ¿cuál es la forma más rápida de llegar a la Feria?

—¿La Feria? No me diga que para allá van.
Mientras acaricia la cabeza de la bicha los labios del cuchillero forman una sonrisa.

—Faltaría más —dice—. El Quijote y Sancho ya están allí, como todos los años. Y nosotros aquí, al sol. ¿Le parece justo?

—Supongo que no —respondo, y les indico el camino.

Cuando el cuchillero y la bicha ya se alejan al trote,  un niño me señala con un dedo acusador.

    —Mamá, ¿no es esa la estatua del sembrador? —dice, y mientras su madre se lo lleva entre susurros yo cojo el periódico, disimulo y continúo la lectura.


SEGUNDO PREMIO

TÍTULO: LOS BORDILLOS DE LA FERIA

AUTOR: JAVIER SÁNCHEZ GUTIERREZ (ALBACETE)

Fueron la butaca desde la que veíamos pasar el mundo como espectadores de un documental interminable. Fueron la trinchera en la que soñábamos con utopías y tramábamos revoluciones para el día siguiente. Fueron la barra en la que tomábamos el bocadillo de guarra, el plato de rabo y, claro, el caldico reparador. Fueron camilla improvisada para las melopeas. Fueron el atisbadero desde el que oteábamos el horizonte buscando a la(s) persona(s) amada(s). Fueron el escenario de besos tempranos, furtivos, clandestinos, incluso improcedentes (y no lo digo por mí… o sí, ya no me acuerdo, ustedes comprenderán: ¡hace tantos años!). Fueron el tugurio en el que un fulano nos ofreció chocolate y nosotros dijimos que no, que ya nos habíamos comido varios miguelitos.  O sea, fueron banco de pruebas, confesionario laico, tribuna de locáticos, reserva de incomprendidos, depósito de risas, paño de lágrimas, sustento de amistades, rincón de amores, observatorio inigualable de la condición humana…

Hasta que un año atravesamos eufóricos la Puerta de Hierros y nos encontramos con que el Ayuntamiento, para favorecer el tránsito y evitar tropezones, había decidido igualar el suelo suprimiendo los bordillos. El cambio nos desorientó completamente. Nos dejó sin referencias, sin refugios. Nos obligó a errar como zombis por los infinitos círculos del recinto, o a sentarnos en terrazas como malditos pequeñoburgueses acomodados. Y entonces comprendimos que había empezado un tiempo nuevo. Y que la Feria seguiría siendo la misma, pero nosotros no.

2 comentarios :

Jose Martínez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jose Martínez dijo...

Enhorabuena a los dos ganadores. El primer premio me ha sorprendido y agradado. Respecto al relato de Javi, me parece maravilloso, muy bien escrito y con ese puntico de nostalgia y reivindicativo que tan bien conoce.