sábado, 26 de octubre de 2013
domingo, 13 de octubre de 2013
Ejercicio
rápido del Club de Escritura la Biblioteca. Alicia.
Mis personajes:
La suicida, el saxofonista ciego y la mosca.
De repente,
un grupo de personas se arremolino en torno a un pino, me desplacé hasta allí
en un vuelo y vi a una mujer subida a él amenazando con tirarse si no detenían
de inmediato el desahucio de su casa.
"Estas
cosas sólo pasan en Nueva york…”_ pensé_. El saxofonista ciego que era ciego pero no
sordo y además, como todos los ciegos, tenía un sexto sentido, se acerco al
grupo y comenzó un discurso sobre la justicia y la igualdad; (por supuesto en
español, que había muchos latinos por allí), pero la gente pasaba de él y lo
único que le importaba era ver si la suicida terminaba por tirarse o no del pino.
yo
continué ronroneando en torno a ellos, como buena mosca cojonera que soy, mi
deber es incordiar al personal.
se hizo
la noche, el ciego, que no se daba cuenta, continuaba con la charla y la gente se iba marchando aburrida. ¡No había tragedia!
La suicida, viendo que nadie le hacía caso, se bajó del pino, se agarró del
brazo del saxofonista y los dos acurrucaditos, caminaron hasta las escaleras del
metro seguidos por esta pesada servidora, que no podía perderse el singular
idilio.
sábado, 5 de octubre de 2013
Ejercicio de escritura rápida con personajes (Paula)
El miércoles pasado comenzamos con las reuniones del Club de Escritura La Biblioteca, y para aprovechar las ganas y las buenas vibraciones con las que habíamos comenzado, Diana nos propuso una variante sobre los ejercicios de escritura rápida que solemos hacer.
En esta ocasión, en lugar de palabras, cada uno de nosotros proponía un personaje. Estos fueron los que surgieron:
Un elfo morado de 700 años
Un saxofonista ciego
Un asesino a sueldo
Una mosca
Una mujer suicida
Un pino
Un hombre de Atapuerca
Un coche fantasma
El reto consistía en elegir tres de ellos y escribir un microrrelato sobre la marcha. Como siempre, salieron cosas muy interesantes, y sobre todo sorprendentes.
Este fue el micro que yo escribí. Si alguien se anima a practicar el ejercicio y quiere compartir el texto, puede dejarlo en el apartado de comentarios.
El hombre de Atapuerca había aparecido de la nada en la estación de metro de Nuevos Ministerios. Nadie reparó en él. Ni en el hombrecillo morado que corría por delante a escasos metros.
Tan sólo el saxofonista, ciego de nacimiento, interrumpió la balada de Kenny G que estaba tocando cuando pasaron como una flecha delante de él.
El olor a frutas del bosque del hombrecillo despertó su apetito, y el sonido de los pies desnudos del hombre prehistórico despertó su curiosidad.
Fue entonces cuando se escuchó el grito, el chirrido de los frenos del tren, la gente que se arremolinaba junto a las vías.
Los periódicos contaron que la mujer se había suicidado. Nadie supo que se había colado por el portal que el elfo había dejado abierto, en su setecientos cumpleaños.
En esta ocasión, en lugar de palabras, cada uno de nosotros proponía un personaje. Estos fueron los que surgieron:
Un elfo morado de 700 años
Un saxofonista ciego
Un asesino a sueldo
Una mosca
Una mujer suicida
Un pino
Un hombre de Atapuerca
Un coche fantasma
El reto consistía en elegir tres de ellos y escribir un microrrelato sobre la marcha. Como siempre, salieron cosas muy interesantes, y sobre todo sorprendentes.
Este fue el micro que yo escribí. Si alguien se anima a practicar el ejercicio y quiere compartir el texto, puede dejarlo en el apartado de comentarios.
El hombre de Atapuerca había aparecido de la nada en la estación de metro de Nuevos Ministerios. Nadie reparó en él. Ni en el hombrecillo morado que corría por delante a escasos metros.
Tan sólo el saxofonista, ciego de nacimiento, interrumpió la balada de Kenny G que estaba tocando cuando pasaron como una flecha delante de él.
El olor a frutas del bosque del hombrecillo despertó su apetito, y el sonido de los pies desnudos del hombre prehistórico despertó su curiosidad.
Fue entonces cuando se escuchó el grito, el chirrido de los frenos del tren, la gente que se arremolinaba junto a las vías.
Los periódicos contaron que la mujer se había suicidado. Nadie supo que se había colado por el portal que el elfo había dejado abierto, en su setecientos cumpleaños.
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