viernes, 12 de septiembre de 2014

RELATOS GANADORES DEL II CERTAMEN DE MICRORRELATOS "SUCEDIÓ EN LA FERIA"

PRIMER PREMIO

TÍTULO: INFORME DE EVOLUCIÓN DE LA PANDEMIA ALB-2014.
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 15 DE AGOSTO

AUTOR: RAÚL CLAVERO BLÁZQUEZ (MADRID)

Se les puede ver a menudo vagando por cualquier calle. A simple vista nada parece distinguirlos, pero basta con prestar un poco de atención para encontrar en ellos tres detalles reveladores:
1.- En sus caminatas, en apariencia errabundas, describen sin embargo amplios e invariables círculos, cuyos recorridos recuerdan inequívocamente a la forma de una sartén. 
2.- En sus rostros se marca siempre el peso de una cierta nostalgia que sólo encuentra alivio entre el siete y el diecisiete de septiembre de cada año.
3.- En sus labios se puede apreciar un ligero temblor, que los acompaña de la mañana a la noche, y cuyo origen está en la repetición frecuente de dos palabras: hamburguesas Uranga. 

Ahora sabemos que los afectados por esta pandemia no son peligrosos, y también somos conscientes de que, antes o después, nosotros acabaremos igual. Esta enfermedad incurable ya se ha extendido por toda Europa, por América e incluso ha alcanzado algunas de las islas más remotas de Oceanía. Los expertos calculan que en una década los miguelitos, el gazpacho manchego y el caldico reparador serán alimentos básicos en la dieta de cualquier ciudadano. En cincuenta años la ONU habrá trasladado su sede a la Caseta de los Jardinillos. Y es probable que en un siglo el planeta entero se llame Albacete. 

De modo que despreocúpese, tómese un mojito y déjese contagiar. Al fin y al cabo, el virus de la Feria es la forma de felicidad más pura que se conoce.


SEGUNDO PREMIO

TÍTULO: SIGO MI CAMINO

AUTOR: JUAN FRESNEDA PÉREZ (ALBACETE)

7 de septiembre. Juan me introduce en su diminuto bolsillo del chaleco manchego. Comienza mi primera cabalgata, amenizada por la incombustible charanga “Equipo A” de Higueruela.

No había visto tanta gente en mi corta vida, ni podía imaginar lo cotizado que resulta un caramelo. Fin del largo recorrido, Cristina baja a Juan de la carroza de Parque Sur, al tiempo, emprendo un vuelo que me lleva hasta el suelo. ¡Horror!, estoy solo y lo que es peor, pisoteado por cientos de personas y decenas de ruedas. Con lo impoluto que salí de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. ¡Maravilla!, me recoge un señor del servicio de limpieza y en tiempo récord soy canjeado por un chupito de mistela. Que divertido es este lugar, música a toda caña y dos baturros pisando uva.

No hay tregua: algodón de azúcar y al pincho, noria, chocolate con churros, tómbola, atracciones del paseo ferial, rabo de la sartén, cuerda, casetas, taquillas de la plaza de toros…lo que da de sí un humilde euro.
Mercado de artesanía y al templete, mojitos, bocadillo de jamón, cerveza, miguelitos, sidra, café…

Segunda noche, qué bien huele en este minúsculo rincón: bocadillo de guarreta, chorizo y panceta. Veinticuatro horas al día y sin parar. 

17 de septiembre. Silverio se feria una navaja capaora y me saca de este laberinto. Viajamos toda la noche hasta llegar a Moropeche. Frescor, remanso de paz, merecido descanso. Aquí comienzan mis vacaciones.


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