viernes, 7 de diciembre de 2012

VIDEO DEL ENCUENTRO DE NIEVES JURADO CON SUS LECTORES


Os presento el vídeo del encuentro que tuve el pasado 5/11/2012 con los alumnos de 1º del IES Bachiller Sabuco (Albacete) con motivo de la lectura de "Jana y el misterio de los Libros Secretos". Este vídeo lo grabé como ejemplo de las charlas que realizo con los jóvenes lectores, mi objetivo es intentar animarles a la lectura y despertar en ellos su imaginación creativa. Quiero dar las gracias a Rafael Vidal y a Alberto Cuerda (Frame Addicted Films) porque sin ellos esto no hubiera sido posible. El encuentro tuvo lugar en el Salón de Actos del instituto, obviamente, no disponíamos de micrófonos adecuados para que el sonido fuera de calidad, pero, aún así, creo que el vídeo ha quedado genial. No obstante, pienso que lo más importante fue la gran participación de los alumnos y el apoyo de sus profesoras Inés y Victoria.



jueves, 8 de noviembre de 2012



Recital del 7 de noviembre.

En una hermosa tarde otoñal, en la que la lluvia no pudo dejar de venir a nuestra cita, acompañados de buena gente amante de la poesía, nos empapamos de versos.
Hubo para todos los gustos, ya que somos muy diversos, gracias a Dios.
Nuestro agradecimiento por vuestro apoyo, a los que estuvieron y a los que no pudieron estar.

Alicia, Paula, Rafa y Pepe. 


viernes, 2 de noviembre de 2012

Hola compañeros y demás amigos, os dejo el cartelillo del recital de poesía que daremos el 7 de noviembre
en el museo municipal a las 8 de la tarde en el Ayuntamiento viejo.

Como ya sabéis, estaremos más que encantados con vuestra presencia, felices sería la palabra.
Gracias por apoyarnos  y hasta entonces…

Alicia.












sábado, 13 de octubre de 2012


VOLVEMOS

Empezamos una nueva etapa en el Club de Escritura, con ganas de seguir y de pasar buenos ratos escribiendo. La próxima reunión es el miércoles 17 de Octubre a las 19:30 h. en la Biblioteca Pública de Estado, nuestro lugar de siempre. Y hemos puesto tres ejercicios, para poder elegir o hacerlos todos, eso ya depende de cada uno. Ahí van:

-Recuperamos el concurso de  microrrelatos sobre abogados, ya sabéis, escribir una historia con una extensión máxima de 150 palabras y que contenga las siguientes: huelga, postre, suplicación, plazo y reintegro. Ahí queda.

-Escribir un microrrelato, poema, microensayo, microargumento, opiniones sobre política, ideas para salir de la crisis, declaración de amor, sensaciones oníricas, deseos escritos, ¿qué harías si te tocara el cupón?, etc.), con una extensión máxima de 1200 caracteres con espacios incluidos. Esto está sacado del I Premio Ex-présate, que convoca la Editorial Hipálage. El resto de las bases en este enlace: http://www.hipalage.com/primerpremioex-presate.pdf


-Otro microrrelato, pero esta vez inspirado en la novela negra y que tampoco supere las 150 palabras. Se trata de la 2ª Edición de Relatos Brevísimos Mandarin.  Aquí las bases: http://www.relatosbrevisimosmandarin.com/


A escribir, una gran opción para los tiempos que corren.
Las cosas empeoran espontáneamente, salvo que las hagas mejorar intencionadamente.
(Superfrase para acabar de Francis Bacon)


viernes, 28 de septiembre de 2012

"Book-trailer" de "Jana y el misterio de los Libros Secretos" por Nieves


Hoy en día, conseguir vender un libro es casi una odisea y si ese libro tiene el añadido de ser autopublicado se convierte en una misión casi imposible. Para buscar otra manera de promocionar un libro, las editoriales idearon realizar un "book-trailer", es decir, convertir la historia que narra la novela en una pequeña película para que enganche al lector. Obviamente, yo no puedo realizar un "book-trailer" al estilo de las editoriales por muy corto que sea, porque ni tengo los medios ni los conocimientos para ello. Lo que he hecho ha sido grabar uno casero y con muy pocos medios, donde cuento de qué trata mi novela autopublicada de literatura fantástica "Jana y el misterio de los Libros Secretos". Lo que sí he puesto es mucha ilusión y un montón de ganas.
Os presento mi particular "book-trailer" de "Jana y el misterio de los Libros Secretos", otra manera de promocionar mi novela.



También quiero agradecer a la página Kuentalibros, y en especial a María Jesús, que hayan colgado una entrada sobre mi novela y mi book-trailer. Kuentalibros es un proyecto colaborativo llevado a cabo por muchos profesores para difundir la lectura. Hacen una magnífica y fundamental labor con los niños y adolescentes.

miércoles, 25 de julio de 2012

Nieves Jurado, primer premio en el II Concurso Epistolar "Cartas desde el Camino de Santiago" organizado por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Ávila.


El sábado 21 de julio, tuve el placer de recoger el primer premio del II Concurso de Literatura Epistolar "Cartas desde el Camino de Santiago", organizado por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Ávila. El lugar de la entrega de premios fue en un pueblo encantador situado a 20 km de Ávila, Gotarrendura, donde hay quien dice fue el sitio donde en realidad nació Santa Teresa de Jesús, y donde vivió la santa de pequeña, allí se encuentra el palomar que heredó de su madre. Después de la entrega de premios Rosa Villada presentó su novela "El peregrino, la muerte y el diablo". Desde aquí, quiero agradecer a la Asociación el premio y la extraordinaria acogida que me dieron. Quiero darles las gracias muy especialmente a Raquel, la presidenta, a Yolanda, la secretaria, a Pepe, vicepresidente y a Fernando, alcalde de Gotarrendura, (entre otros), gracias por su amabilidad, simpatía y generosidad. Por ayudarme a pasar un maravilloso fin de semana en Ávila, hermosa ciudad. Gracias por la increíble experiencia de la marcha nocturna, desde Gotarrendura hasta Ávila, por la cena, la chocolatada, el recorrido turístico por Ávila a cargo de Pepe, por la comida con la Asociación, por todo. Gracias por mantener viva la llama del Camino de Santiago. 




Os dejo la carta que me premiaron.

"SOY PASADO, PRESENTE, FUTURO"

Mi peregrino, mi caminante:
He nacido bajo los pies de infinitas almas, bajo la atenta mirada de las estrellas. Ya sabes quien soy y por ello, quiero hablarte.
Soy aquel que lame con polvo tus ilusiones, y que, desde hace siglos, te acompaña cada día en silencio desde el amanecer hasta el ocaso. Soy historia viva de Europa, el hacedor de leyendas, el que guarda la magia de tus ancestros, sus ritos, sus creencias, su esperanza. He cabalgado por el tiempo a lomos de un caballo blanco, cruzando los Pirineos, mitigando tu sed con el agua pura de fuentes como la de Rolando. He sentido en mi interior cómo tu corazón se ha encogido ante la belleza de lo infinito. Casi tocaste el cielo al cruzar Lepoeder, o al subir los altos de Mezkiritz  y el de Erro. Te he guiado con mis flechas hasta el punto más elevado del camino francés, la Cruz de Ferro, humilde crucero situado al final de un esbelto mástil de cinco metros de altura. Allí, has arrojado con inocente superstición la pequeña piedra que te di antes de empezar el ascenso, porque soy la realidad que acompaña al mito.
Soy tupido bosque,  donde las ramas de lo árboles se entrecruzan en colosales abrazos, y las ánimas viajan serenas con la “Santa Compaña”. Soy la espiga dorada de los campos de Castilla, y la sangre de la tierra que corre por los viejos viñedos del Bierzo. Soy naturaleza viva, el refugio del caminante. Te he oído suspirar cuando alcanzaste O Cebreiro, tras arrancarle a tu cuerpo el arrojo propio de quien me ama. Y allí te regalé la plenitud de los sentidos a cambio de tu fatiga, pero nada te ha amedrentado nunca, ¿verdad, peregrino? Porque sientes que soy tu aliento. He visto la guerra y la paz, he muerto mil veces y mil veces más he resurgido de mis cenizas, como el Ave Fénix. Soy eterno, como eterna es la poesía.
Soy el puente que has cruzado sobre las aguas, en ocasiones tranquilas y otras turbulentas. Soy la piedra que forma parte de los antiguos templos del camino, desde el más humilde hasta el más grandioso, en donde te has detenido un instante para pedirle fuerzas al santo. Te he hecho vibrar con el mágico poder de Santa María de Eunate, pues me oculto tras la huella enigmática de la tradición. Soy pueblo. Rey y vasallo.
Sabes que durante mil años te he conducido hasta el Monte do Gozo, donde afloran los nervios de la impaciencia, y a la vez, se respira la dulce paz que otorgo antes de llevarte hasta el ansiado Pórtico de la Gloria. Majestuosa Santiago de Compostela. Soy la emoción del anhelo, el abrazo sincero al santo, lo que hay que vivir y lo que no se puede explicar.
Soy frío y calor, lluvia, granizo o nieve, viento y calma. Soy el Arcoíris tras la tormenta. Soy dolor y placer, amistad, encuentro, risa y llanto, valentía y temor. Soy la generosidad de quien no lleva nada más que una simple mochila hasta el fin de la Tierra. Soy la llama que en Finisterre consume tu vieja ropa mientras te conmueves con el sol de poniente.
Soy quien te ama, y a quien amas, el que te necesita y a quien necesitas. Soy pasado, presente y futuro. El sueño cumplido del peregrino. Ven, siénteme.

Fdo.: Por siempre, tu Camino de Santiago.
P.D. ¡Buen Camino, peregrino!

miércoles, 4 de julio de 2012

EL JURAMENTO, primer premio de relatos breves AMUSYD, por Trinidad Alicia García Valero


                                                  





   








   
EL JURAMENTO





La sala del hotel abarrotada de público me hacía estremecer de gozo, porque ese público venía por mí. Debía de estar orgullosa, era la escritora de moda, la más celebrada de esta década. Los periodistas lanzaban sus flases y varios micrófonos de diferentes medios recogían mis palabras, mientras la pluma, sujeta por una mano firme, la mía, no paraba de firmar libros. ¡En verdad era famosa! Lo pensé, lo soñé, pero llegar a serlo… ¡Ah, la literatura! Es algo tan bello como difícil. Pero el destino, o tal vez aquella estrella fugaz, quiso sonreírme; mucho mejor que eso, accedió a reír conmigo; tal vez anduviera despistada por el firmamento y me encontró…
Una joven se acercó tímidamente con mi nuevo libro en la mano, quería que se lo firmara. Lo dijo desviando la mirada, parecía vergonzosa e insegura.
Me declaró, mientras bajaba los ojos con cortedad, que ella también escribía y con una vehemencia impensada tras sus gafitas y su apocada sonrisa, me impresionó exclamando:
_¡Lo que ha logrado usted, señora, es maravilloso!  Por un éxito así, yo haría cualquier cosa, ¡lo que fuera! _su voz,  transformada en avalancha de pasión, me impresionó. Ella, dándose  cuenta de su arrebato, continuó en tono más contenido y terminó en apenas un susurro, un susurro ardoroso_  Incluso ofrecería mi alma al mismísimo diablo… si existiera, claro.
La miré de arriba abajo, con descaro, con ese descaro que da la superioridad, y al mismo tiempo con admiración. Tenía agallas la muchacha.
Los ojos de la joven morena despedían fuego, un fuego que traspasaba el diáfano cristal de sus gafas. La observé con cierto desasosiego y brindándole mi mejor sonrisa me quité mérito: que no era para tanto, le dije, que si la suerte, que si el momento justo… falsa modestia, por supuesto.
Era encantadora, le aseguré que tendría su oportunidad y que todo lo que una desea con vehemencia lo consigue. Escribí una bella dedicatoria en el libro y se lo firmé. Al hacerlo, no pude contener el deseo de rozar su mano ardiente con la mía helada, fue una forma de testificar mis palabras.
Marchó contenta, se percibía en el brillo de sus ojos. La seguí con la mirada hasta que desapareció entre la gente.
Poco a poco, el salón se fue quedando vacío; encendí un pitillo y rememoré absorta la reacción de la joven, su inesperado brío; sentí como su ímpetu me trasladaba a un pasado ya lejano, y más exactamente a un día concreto…

Bajé del tren. Arrastrando mi pesada maleta y rehuyendo los taxis (estaba sin blanca) me encaminé a la parada del autobús más cercana. El frío intenso azotaba mi rostro. Eran las once de una tempestuosa noche de febrero, el viento y la lluvia se paseaban impunes por las calles vacías. El rancio viento y yo teníamos una vieja pugna; y tuve la impresión de que aquella noche todos ellos, los vientos, habían concentrado sus fuerzas para atacarme en la oscuridad. El viento del norte, el del este y el sur, y hasta el viento de poniente. Vislumbré el cielo, que negro como el carbón, amenazaba más borrasca.
Sola y aterida, opté por sentarme en la esquina del banquito de la parada; allí, arrebujada en mi viejo abrigo azul marino, me adormilé a la espera del autobús. Temblaba más de frío que de miedo.
Volvía de la guerra, sí, de Madrid. Había combatido sin cuartel con las editoriales intentando que alguna de ellas publicara mi primer libro. Era muy bueno, lo sabía, estaba convencida de que sería un éxito sin precedentes. Pero por lo visto ellas no pensaban lo mismo, todo eran palabras tales como: no es el momento, tal vez dentro de unos meses… (¡hay tantos…!) Y es que los editores usan siempre los mismos términos, para quitarse de encima a los escritores humildes como yo. No somos nada, y como tal nos tratan, pero sus frases insensibles se clavaban en mi alma.
Estaba tan cansada, tenía tanto frío y era tan tarde. Volví a mirar al cielo, por un momento pensé que las nubes, oscuras y amenazadoras, se abalanzarían sobre mí. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Y en medio de la borrascosa oscuridad recordé mi primer relato, tipo Fausto (me moló hacer algo parecido), y levantando los brazos al cielo, iluminado por centellas, con voz ronca, entre seria y burlesca juré:
_¡A tí, Rey de las Tinieblas, a ti, daré mi alma, lo juro! A cambio, el triunfo y el poder serán míos. Un trueno pavoroso desgarró las nubes mientras yo, riendo nerviosamente, regresé a mi sitio a esperar. Siempre me había gustado el teatro.
Además del hambre, del sueño y las carencias que me acuciaban, no sabía como iban a recibirme en casa de la amiga, a la cual no veía desde hacía dos años. Al menos pasaría allí la noche, si no había problemas, claro, después ya vería…
De pronto, algo desconocido me agredió, una sombra, un golpe de aire enemigo, no sé… Me esforcé en descubrirlo pero nada vi, sólo puedo decir que ese “algo” me asaltó, noté su acoso violento. Busqué ayuda, no había nadie; grité con todas mis fuerzas, estaba muerta de miedo, pero el eco devolvía mi propia voz, dilatada por las resonancias de las calles desiertas. Nada que hacer, la presencia desconocida me incitaba a alzarme y lo hice de un salto. Una cegadora luz apareció entre las nubes de la negra noche. Deslumbrada e incrédula, me froté los ojos pero ella, audaz, se apostó a mi lado y rápida y escurridiza, se fundió  en mi cuerpo… Noté como su presencia, sinuosa y perversa, se adueñaba de mi carne, de mi mente; lancé al aire un aullido de animal desesperado.
El espíritu lujurioso, o lo que fuera, habló:
_Me has ofrecido tu alma. Bien, ahora es mía, pero debes saber que un alma no es nada, sólo estorbo y desdichas, sin embargo, para el averno cuenta… a su cargo, tendrás poder, éxitos, fortuna, lo que anhelabas. El mundo será tuyo, los sueños más ocultos se cumplirán, serás la escritora más célebre. Triunfarás, triunfarás, triunfarás. Y algún día regresaré a por ti.
Un rugido sombrío retumbó en el más allá, y me escuche responder:
_¡Cumple, Satán!  
Comenzó a llover con furia.
Desperté al pitido del autobús, y me apresuré a subir a él arrastrando la vieja maleta; estaba mojada y fría.
Y aunque parezca increíble, a partir de ahí todo cambió. Las mejores editoriales empezaron a llamarme, el libro que nunca aceptaron, por más que lo mandara una y otra vez a diferentes editores, se situó entre los más vendidos; fue un gran éxito, todos los siguientes lo fueron, incluso se imprimieron ediciones de lujo. Televisiones, radio, periódicos, revistas, todos los medios se disputaban mi presencia, el mundo se rendía ante mí.
Por supuesto (y no debo engañarme), siempre he sabido que su artífice fue el pavoroso juramento de aquella noche de invierno… Y aquí estoy, sin alma. ¿Acaso vale ella toda una vida de angustias y amarguras?  Adoro no poseerla, tiene muchas ventajas… ¡sin ñoñerías! Se acabaron los sueños, ¡oh, sí! ahora todo son realidades! ¿El espíritu, el hálito, el alma? ¡Mentiras de curas y mojigatos! Soy radiante, me adulan, me aman. ¿Qué es falso? Todo es falso. Luzco los trajes más lujosos, los perfumes más caros; y toda esta belleza a cambio del comercio de una hipotética alma.
Sé que un día aparecerá la sombra. Llegará, tan campante y satisfecha, en busca de su presa; pero la engañaré, ¡seguro! El juramento me mantendrá en la cumbre. Nada podrá conmigo. ¡Seré eterna!

Esa tímida joven de ojos de fuego me regresó al pasado. ¿Tal vez debería buscarla, aconsejarla y…? Bueno, ¡qué más da! Yo no soy una ONG, ni siquiera tengo alma. ¡Que se componga como pueda!  Que hipoteque la suya.
Sacudo la hermosa melena rubia con placer; uno de mis agentes reclama mi presencia; enciendo otro cigarrillo con tranquilidad (fumo demasiado incluso para no tener alma), retoco mis labios, y enseñando los bonitos dientes en una sonrisa deslumbrante me uno a los demás, que tampoco la tienen por mucho que aseguren lo contrario.

sábado, 26 de mayo de 2012

XVIII Certamen de Relatos Breves AMUSYD

AMUSYD (Asociación de mujeres separadas y divorciadas) convoca un certamen literario  cuyo tema será libre.

1- Podrán concursar todas las mujeres residentes en la Región de Castilla-La Mancha mayores de 18 años. No podrán participar las ganadoras de los dos certámenes anteriores.

2- Las obras estarán escritas en lengua castellana.
Originales e inéditas.
Extensión máxima de 6 folios mecanografiados a doble espacio y por una sola cara.
Cada autora podrá presentar un solo relato, aportando el relato original y dos copias.
El tema será libre.

3- Para preservar el anonimato y la imparcialidad del jurado, las obras se presentarán bajo seudónimo acompañadas de un sobre cerrado con los datos de la autora, fotocopia del DNI y teléfono de contacto.

4- El plazo de admisión de originales finalizará el 21 de junio de 2012 y se podrán presentar o enviar a AMUSYD.
En el sobre se hará constar: "Para el Certamen de Relatos Breves AMUSYD"
Los trabajos se remitirán a:

AMUSYD
C/ Pérez Galdós, 29, entreplanta
02003 ALBACETE
 
967511600


5- El jurado seleccionará los mejores trabajos, con los siguientes premios:

Primer premio: dotado con 200 € y 100 € en cheque-libros.
Segundo premio: dotado con 100 € y 50 € en cheque-libros.

6- Lo premios se fallarán el 29 de Junio de 2012, a las 19:30 horas, en el Centro Cultural del Ateneo de Albacete.

7- Las obras premiadas quedarán en poder de la Asociación, que se reservará el derecho de publicar aquellas que, a su juicio, lo merezcan. Sólo serán devueltas las obras no premiadas, que podrán retirarse por las concursantes en el plazo de 15 días a partir de la entrega del premio.

8- La participación de este certamen implica la total aceptación de las presentes bases.
 

martes, 8 de mayo de 2012

EN LOS OJOS DEL MUNDO, por Trinidad Alicia García Valero. 2º Premio de relatos solidarios de Medicus Mundi.


Sus enormes ojos, capaces eran de albergar el universo entero.
En ellos, asombrado se reflejaba el infinito, pero sus pies chiquitos y descalzos recubiertos de puparrones, lloraban gotas de sangre. Llegó sola, la desnutrición era tan grande que no podía hablar, ni siquiera entendí cómo pudo alcanzar el campamento; le eché una manta por encima y, levantando a otro en mejores condiciones que ella de la hamaca, la acosté y le di agua a tragos cortos. Apenas podía beber. Me dejó hacer, ¿acaso podía ser de otra forma? Los grandes ojos seguían clavados en mí, esperando un milagro tal vez, y que va, aquí no hay milagros, sólo basta girar la vista en rededor y lo comprendes… Nos encontramos en la frontera Somalí con Etiopía y Kenia, lo que se conoce como el Cuerno de África. Miles de refugiados llegan buscando comida y  huyendo de la sequía.
Nuestro lugar de trabajo y lo más parecido a un hogar es el centro médico, desde el que nos desdoblamos para atender tantas enfermedades derivadas de la hambruna. Está ubicado dentro de una tienda de campaña y cuenta con dos rudimentarias camillas,  un escaso material quirúrgico, siete hamacas hechas de palo y lona, media docena de sillas viejas, y en el centro, encima de un pequeño mueble, el laboratorio con los distintos utensilios de las curas (alcohol, gasas, desinfectantes), dentro del mueble su más preciado tesoro: las diversas y nunca suficientes medicinas para calmar e intentar curar tantos padecimientos. Me retracto, el más preciado tesoro es la cocina, un rincón entre telas de saco, donde acumulamos con amor y mucho cuidado, los alimentos y el agua que recibimos de las distintas organizaciones, que no suelen llegar tan a menudo como se les necesita, pues los caminos son difíciles, eso unido a la falta de escrúpulos de los muchos traficantes que pululan por la zona, lo hace más complicado si cabe.
No puede faltar una pileta, sin agua corriente claro, aunque debajo de ella siempre hay varias bombonas para su uso inmediato.
Lavé con cuidado a la niña, desinfecté sus heridas y le hice beber zumo. Estaba muy desfallecida.  
Ángel, el médico, me llamó, Anika, la mujer que había llegado una semana antes terminaba de morir. Me caló la tristeza, cada día me revelaba más ante la suerte de estas personas que veía sufrir sin remedio, y verlas morir… ¡Dios! Venían desde tan lejos buscando una esperanza de vida, una ilusión… ¡luchábamos por ellas con todas nuestras fuerzas!  
Dos años en el país, dos años peleando contra el hambre y las enfermedades, estremeciéndome ante tanta pobreza, llorando y gritándole al mundo, al viento, me  sentía tan inútil, tan pequeña ante la negra inmensidad de la muerte.
Los hombres más recuperados, la enterraron en el humilde camposanto que se había construido a instancias de sor María, dada la cantidad de fallecimientos ocasionados por la hambruna; yo abogué por un sitio para sepultar también a las bestias, pero aún  estaban demasiado débiles y a nosotros nos faltaba tiempo.
Les acompañé en el sepelio, me sentía profundamente triste. Mi mirada deambuló  en rededor. La grandiosidad del paisaje se extendía hasta la raya del horizonte, la tierra reseca crujía bajo mis pies, los animales muertos yacían en los caminos y los árboles eran sombras retorcidas donde los carroñeros aguardaban al silencio. De trecho en trecho, se veían grupos de personas que caminaban lentamente hacia el campamento en busca de ayuda, otros, en las afueras habían hecho hogueras y se calentaban del relente que empezaba a llegar con la anochecida. El hermoso atardecer teñía de rojo el vacío de la inmensa miseria que aumentaba todavía  más, la frontera del cielo.
Y entre aquella sinrazón, retazos de infancia tomaron fuerza en mi memoria.
La pequeña ciudad en donde fui feliz, la casa llena de risas, mis hermanos, mis padres, la escuela y la parroquia, desde donde salíamos los críos gozosos el día del Domund, con nuestras huchas, a recaudar fondos para los niños pobres del Congo. ¿Algo ha cambiado? No, todo sigue igual o peor. ¡Vergonzoso! Me sentía terriblemente dolida e indignada. Si no hubieran desmantelado sus minas, si no hubieran fomentado las guerras con la venta de armas… Y siguen traficando, sobre todo los países ricos.  África es principio de vida, la piadosa mirada del mundo hoy está puesta en ella, ¿y mañana…?
Ángel y sor María llegaban a buscarme sudorosos, mientras yo divagaba ellos contribuían con su trabajo en el enterramiento de la desdichada Nika. Rompí a llorar, me miraron comprensivos, aún era muy joven. En silencio, emprendimos el camino al campamento. Ya en él, nos dedicamos a cuidar a nuestros enfermos. Entre otros,  yo me ocupaba de la recién llegada, y cual no fue mi sorpresa cuando encontré a la nena sentada en la hamaca; con los ojos muy abiertos me señaló el agua, bebió un largo trago y otra vez se durmió. Volví a verla al rato; estaba despierta, le di zumo. Hasta una semana después no pudo pronunciar su nombre, se llamaba Noa. Pasaron varios días. La niña iba mejor, incluso sonreía al verme llegar, ya comía y al fin volvió a andar.
Me sentía tan orgullosa, tan feliz, ella estaba allí, comía, aprendía a correr otra vez, reía, sus ojos grandes, inocentes, relatores de carencias, también eran anuncio y reflejo de vida; sí, podía ser, podíamos lograrlo, lo vi en ellos, profundos, vitales, faros vivos plenos de ilusión, y tal vez, pecando de optimista, vislumbré la esperanza de un mundo mejor en sus ojos.

miércoles, 2 de mayo de 2012

El Contrato (Premio Relatos Solidarios Medicus Mundi)


Cuando Mónica conoció a Esther su vida era un auténtico caos. Si apenas unos meses antes alguien le hubiese advertido de todo lo que iba a ocurrir en su vida en apenas unas semanas, habría pensado que aquello era una locura o una broma de mal gusto. Como casi todo el mundo, se sentía inmune al desastre. Y sin embargo, ahí estaba. Llamando a aquella puerta con mano temblorosa. Con un nudo en la garganta, no sabía si por timidez, vergüenza o tristeza. O un poco de todo. Con un nube de confusión en la cabeza.
Escuchó unos pasos acercarse y en su mente se agolparon las frases que traía preparadas. Se lamentó de que a lo largo de su vida, nadie la hubiese enseñado jamás a pedir ayuda. Hoy le habría sido muy útil.
Al abrirse la puerta lo primero que vio fueron los ojos redondos y oscuros de Esther. Y lo único que supo hacer fue arrancarse a llorar.

Esther había llegado a la asociación en un momento de su vida en el que necesitaba encontrarse a sí misma. Hasta entonces, lo único que sabía hacer con su tiempo era dedicarlo al trabajo. Un trabajo bien remunerado, es cierto, pero que le dejaba cada fin de semana una sensación de vacío que no era capaz de identificar.
Durante unos años, se engañó pensando que su principal objetivo era llegar a lo más alto. Promocionar, obtener reconocimiento. Sin darse cuenta había dejado que su vida se sostuviese sobre un único pilar. Y como apenas giraba su mirada alrededor, ni siquiera se paraba a sopesar el valor de lo que iba dejando en el camino.
Su pareja desapareció una mañana de noviembre, cansado de esperar el momento apropiado para formar una familia. Hacía meses que ni siquiera hablaban del tema. Es posible que ni siquiera hablasen de nada. No lo recordaba.
Pero se dio cuenta de que necesitaba aquella compañía silenciosa al caer la noche. Y la soledad le ayudó a quitarse las legañas y abrir los ojos.

Mónica y Esther se abrazaron sin mediar palabra. De alguna manera, se necesitaban mutuamente. De diferente modo. Y a pesar de no conocerse de nada, de no haber articulado siquiera una palabra, ambas encontraron en el calor de la otra, en la presión de la mejilla sobre el hombro ajeno, la energía necesaria para dar un paso más, y seguir caminando.
Fue Esther quien, no sin esfuerzo, deshizo aquel abrazo tan espontáneo como nutritivo. Pensó que lo mejor que podría hacer era presentarse, ofrecerle a aquella mujer su nombre y su mirada. Abrir una ventana, tal vez, para que ella rompiese su bloqueo y caminase su parte del trayecto. Los ojos de Mónica brillaban. Estaban hinchados y rojizos. Esther pensó que tal vez a ella le habría venido bien aquella habilidad para llorar, para sacar afuera lo que le oprimía por dentro. Pero se había disciplinado toda su vida en no exteriorizar sus sentimientos. Y ahora le costaba desnudarse, aunque lo necesitase como el agua.
Cuando consiguió algo de serenidad, Mónica le contó a Esther como su vida se había derrumbado de la noche a la mañana. Cómo se había quedado embarazada y perdido el trabajo en el mismo mes. El negocio de su marido se asfixiaba por los impagos que había traído la dichosa crisis, y prácticamente sobrevivían con sus pequeños ingresos. Pagar la hipoteca, atender los gastos de la casa y comprar ropa y comida y libros para sus dos hijos era una tarea de organización, ajustes, sumas y restas encomiable. Un auténtico encaje de bolillos que mes tras mes sorteaba con alguna ayuda familiar. Siempre al filo de la navaja, pero salían adelante. Y confiaban en que, tarde o temprano, saldrían de aquel pozo en el que se encontraban.
Y sin embargo, en apenas unos meses las cosas no habían hecho más que empeorar. Una mañana recibió una carta certificada de la Seguridad Social y algo en su interior crujió. Sabía que el negocio no iba bien, pero nunca se había preocupado de averiguar hasta qué punto era grave la situación. Estaban en la ruina más absoluta.

Cuando Esther ingresó como voluntaria en la asociación, lo que más le llamó la atención fueron las sonrisas. Aquel no era simplemente un lugar donde se repartía comida o medicinas. Era algo más que un local donde se daba asesoramiento legal u orientación laboral. Era una colmena de personas con unos rostros preciosos, cálidos, que abrazaban, hablaban y escuchaban. Que tenían la habilidad de arrancar carcajadas a través del drama diario.
La decoración era austera. Apenas se limitaba a algún que otro mueble donado de aquí y allá, y algunos poster pegados con celo en las paredes blancas. En aquel local, la calidez, la sensación de hogar, la construían las personas. Y Esther supo que aquel era exactamente el lugar que ella necesitaba para sanarse a sí misma. Un rincón donde la energía fluyese lo suficiente como para darle la vida que había ido perdiendo por el camino. Y no se equivocó.

Cuando Esther conoció a Mónica, supo que su vida se iba a poner patas arriba, pero también supo que no existía dinero en el mundo con el que pagar aquella sensación que bullía por su cuerpo en aquel momento. Por eso, por primera vez en su vida decidió saltarse todas las normas y pronunciar las palabras que en aquel momento le apetecía pronunciar:

─Tus hijos no van a dormir en la calle mientras yo tenga habitaciones libres en mi casa. A cambio, yo os pido a vosotros que no me dejéis atravesar sola la eternidad de las noches.

Aquella tarde Esther ya intuía que acababa de firmar el mejor contrato de toda su vida.

miércoles, 25 de abril de 2012

Tarde de libros

 En la sesión de tarde, Paula y Alicia en el stand de la Popular, firmando nuestro segundo libro.
Y mientras tanto, Nieves firmando su novela en la Librería Universitaria.

Intimidades y Jana, los libros de nuestras compañeras, en la fiesta del libro. Más fotos en este enlace. Espero que os hayan gustado.

Un abrazo. Toñi

martes, 24 de abril de 2012

Firma de "Segundas intenciones" en el Altozano

Ayer 23 de abril, día del libro, mis compañeras del CELB estuvieron firmando en el Altozano nuestro segundo libro "Segundas intenciones". En la foto Teresa, Pepi, Ana, Nieves y Gracia, que estuvieron en el stand de QVE en el turno de mañana, entre 10.30 a 12.30. Os dejo un enlace a mi blog con más fotos y una pequeña crónica sobre ese día.

Desde aquí agradecemos a todos nuestros lectores y amigos todo su apoyo en este día tan importante para nosotros. También a Miguel Ángel Aguilar que nos cedió este espacio donde disfrutamos de una mañana inolvidable.

Un abrazo. Toñi