domingo, 27 de diciembre de 2009

AMOR ETERNO.por Alicia. Ejercicio de la última reunión. (Caso real)

Por favor Dios mío, haz que me telefonee ahora, oh Dios, que me llame, no pediré nada más, te lo prometo. Me parece que no es pedir demasiado. Te costaría tan poco, Dios mío, por favor concédeme esa pequeñez…Que me telefonee ahora mismo, nada más. Por favor Dios mío, por favor, te lo ruego.
Tú sabes que estoy desesperada, sólo esa llamada me puede tranquilizar, le quiero tanto, estoy tan triste señor, te juro que si me llama haré siempre lo que el quiera. Puedes hacerlo, tú lo puedes todo. Sólo una llamada por favor.
No puedo vivir sin él, no importa que me engañe, o que de vez en cuando, (sin querer claro), me empuje, tal vez, un cachete sin importancia, naturalmente, porque me quiere, yo lo sé, aunque lo disimule, es muy orgulloso y grita y castiga, pero seguro, que he sido yo la culpable, siempre hago algo mal, me lo dice una y otra vez. Por eso me siento avergonzada, seguramente, el no quiso hacerme el cardenal, ni por supuesto la herida, tampoco quería estampar la cena en la pared, ni insultarme, yo sé, que no quería hacerlo, me quiere, ¿Por qué estaría conmigo si no? ¡Me quiere, me quiere! Pero es tan orgulloso… haz que me llame señor, yo haré lo que me pida, trabajaré el doble, horas extras, no le faltará la cerveza, lo tendré como un rey, pero que me llame, te lo suplico, no puedo aguantar más, ya lo sabes, le quiero mucho, es mi hombre, mi vida… Dios, que me llame, que yo sepa que está bien.
Me mata la preocupación, hasta los niños lo echan de menos, es su padre; y aunque les pegue de vez en cuando y los castigue, sobre todo a no a ir a la escuela, porque opina que es una pérdida de tiempo, yo sé que lo quieren y el a ellos, pero lucha por hacerlos unos hombres de provecho.
Estoy muy dolida, se ha enfadado tanto… y lo siento, lo siento mucho, puede que esté cinco días sin venir, o diez, cómo otras veces, ¡no sé si podré resistirlo! Dios, haz que vuelva, al menos que me llame, tú eres grande, lo puedes todo, y yo, lo deseo tanto…

¡Quítele las esposas señor guardia! El es bueno, no quería hacerlo, lo que pasa, es que se pone nervioso… me porté mal, no recuerdo lo que hice, pero me porté mal, si no hubiera sido por eso, no me habría pegado, lo sé, puedo asegurárselo.
Me puse tan contenta cuando le vi, Dios me había escuchado, corrí y le abracé con fuerza, los niños estaban allí, también le abrazaron, tal vez le hice daño al abrazarlo y él se enfadó…seguro que tenía razón, siempre la tiene.
Ya sé que esta vez me ha dado más fuerte, pero no le pienso denunciar, no insista, no pierda su tiempo, él, es mi hombre y ya está. No le hagan nada por favor, yo estaré bien en el hospital, no es la primera vez, ya me conocen y me tratan estupendamente.
Marina, no me subas aún a la ambulancia, (ella es mi enfermera, señor guardia, me conoce desde hace tiempo), espera un poco mujer, quiero mandarle un beso. Bueno, súbeme ya, empiezo a marearme, ¡vecinas, cuidad de los niños! volveré pronto, como siempre.
Manolo, no tengas miedo, pasará cómo las otras veces, mañana estarás libre,¡ nunca te denunciaré, lo sabes bien!
Gracias señor, muchas gracias, sabía que no me podías fallar, nunca lo haces.
Se ha puesto oscuro, no veo nada, ¡ súbeme ya Marina! Ponme una inyección de esas que lo curan todo, ¿vuelvo a sangrar? Ya, ya lo sé, no debo preocuparme.¡ Marina! ¿Donde estás Marina? Creo que estoy muy débil…
No puedo casi hablar, dile a Manolo que le quiero mucho, me pesan los ojos. Ya me pusiste la inyección ¿verdad? No me duele nada. Muchas gracias. ¿Estoy pensando o alguien me oye? Creo que ésta vez no voy a volver, aunque sé que Dios está conmigo, me lo ha demostrado: mi amor ha vuelto.
Manolo siempre dice que soy muy mala y que iré al infierno; pero a donde vaya, le seguiré queriendo, tú no te enfades con él, Dios, soy yo, que no soy buena, lo siento por los niños, pero seguro que los cuidará. Marina llora, no te preocupes Marina, (no sé si me oye), el dolor se ha ido…
Dios me escuchó y mi hombre está aquí. Por él, todo lo doy por bien empleado. Gracias, gracias señor…

jueves, 24 de diciembre de 2009

SONNETO IV por Alicia.





SONETO IV

Esta sombra alargada y blanquecina
anda por páramos, mares y montañas
como la fina daga, hiere y daña
sin bordear jamás ninguna esquina.

Este andar sin llegar a parte alguna,
y el sonar de una voz aflautada,
llena el alma de humo, agrede la nada.
El mundo se viste de incoloro, sin luna.

Si volver a mis tristezas pudiera
a mi dolor punzante de aguardiente,
a esa vida que lucha: siglo veintiuno.

Conglomerado azul de pasiones tuviera
volviendo a mi nada: siglo veinte,
a mi dolor callado, infiel y taciturno

sábado, 19 de diciembre de 2009

¡¡FELIZ NAVIDAD!!

Los componentes de
El Club de Escritura La Biblioteca
os desean Felices Fiestas a todos los amigos
que nos seguís desde tantos y tan diferentes lugares.

Que 2010 sea generoso con vuestras vidas.

Que sigamos compartiendo ilusión, creatividad y curiosidad
en este rincón abierto a las letras.

Gracias a todos.

Un abrazo.


jueves, 17 de diciembre de 2009

MAGGIE (Fragmento)

MAGGIE Y SUS CAJAS

El día que Maggie se fue, dejó cuatro cajas llenas de ropa apiladas en el suelo del vestíbulo. Dijo que volvería a por ellas cuando consiguiera un coche más grande. Un mes después, aún seguían allí, en medio de la entrada. Me había propuesto olvidarla, al fin y al cabo no podía hacer otra cosa, pero aquellas cajas me lo impedían.
Día tras día, la prosaica presencia me llegaba con todo su mensaje contenido, como una burla insidiosa ensañándose con mi dolor.
Me enfrenté a la tentación de creer que la intención de Maggie había sido, precisamente, conseguir que no la olvidara. Con esos oscuros recursos que solía emplear cuando intentaba, y la mayoría de las veces conseguía, manipularme, provocar alguna reacción perfectamente estudiada que iría, de forma matemática, a encajar en una estrategia más amplia, más elaborada, calculada en sus mínimas consecuencias. Sin embargo ese estilo tan odiado durante el tiempo que duró nuestra convivencia, resultaba piadoso frente a la evidencia, cada vez más certera, de que Maggie, simplemente las había olvidado.
No era necesaria demasiada agudeza para deducir que, junto con las cajas, el olvido había invadido a mi persona, a la habitación de la pensión en la que fuimos felices a ratos, a nuestras miserias compartidas. Maggie me había olvidado y yo no podía arrancarla de mi desconsuelo.

Diana

viernes, 4 de diciembre de 2009

MARX Y EL DRAGÓN


Ocurrió al término de la tercera Guerra de los Dragones, de esta forma se clausuró la Era de los Sueños y empezó la Era del Poder. Fue ésta la edad de oro de Krynn, se prolongó durante cientos de años, un largo período en el que florecieron la gloria y la paz.


Silo, un elfo alto y rubio de ojos sonrientes, hablaba con Ugarit:
_¿Ya lo has comprendido? Debemos llevar cuantas más provisiones mejor. Estaremos fuera dos semanas, y somos cuatro.
_¡Cualquiera diría que vamos a la guerra! _contestó Ugarit, un humano de pelo negro y poderosos músculos_ y sólo vamos de excursión.
_¡No la nombres siquiera! _dijo alterada Ulma, una enana robusta y sonrosada de hermosos ojos pardos.
_No te sulfures, Ulma, ahora todo está en calma _ la tranquilizó Silo.
_¡Ya tarda Marx!_ comentó Ugarit, nervioso_ ¿cómo va a ser de otro modo si es un kender? Siempre impuntual.
_¿Qué quieres? Es así, pero es nuestro amigo, y muy bueno. No te pongas nervioso, vendrá _le contestó Silo.
_Claro, pero cuando él quiera. Aún se hará de noche… _refunfuñó Ugarit.
Un hombrecillo delgado, con orejas puntiagudas y gesto asustado terminaba de entrar en la estancia corriendo.
_¡Venga! _exclamó_ ¡vámonos ya, muchachos, se está haciendo tarde! _y tras cruzar la estancia desapareció.
_¡Qué cara tiene este kender! O sea, que estamos todo el día esperando y ahora viene con prisas _comentó Silo riendo.

Unos hombres entraron detrás de él con la cara congestionada.

_¿Dónde se ha escondido ese ladrón? _ preguntó uno de ellos.
_Pero ¿a quién se refiere usted? _ le interrogó Ugarit con cara inocente.
_¡A ese, a ese kender! Me ha robado la bolsa de viaje, tenía allí toda mi ropa y mi dinero, ¡cuando lo encuentre…!
_Bueno, eso no es nada _interrumpió el otro, con la cara desfigurada por la ira_, a mí me ha quitado dos piezas de tela, una verde y otra roja, que vendía en la plaza, he corrido tras él hasta aquí y desapareció… ¡No lo escondan, porque al final esté donde esté lo encontraré y lo moleré a palos!
_¡No se ponga así, hombre! Pasó por aquí igual que un rayo, ya conoce a los de su especie,¡qué le voy a decir yo! _Ulma, con las manos en jarras, le hablaba al hombre de la cara roja. Éste, viendo que no iba a conseguir nada de aquellos tres, dio un bufido y vociferando se fue por donde llegó, seguido del otro. Seguro que si llegan a encontrar a Marx se hubiera llevado una buena zurra, y es que, la verdad _pensaba Ulma_, se la merecía el muy pícaro, siempre cogía (prestado claro) todo lo que se le venía en gana, sus bolsillos siempre estaban llenos de objetos, la mayoría de las veces inservibles: cuerdas, monedas, piedras brillantes, alambres… Pero esta vez se había pasado, hablaría con él; aún a su edad (pasaba de los treinta), era como un niño grande y daba cariño, sonrisas y palabras dulces. Para Ulma, Marx era especial.
Silo ya metía las provisiones en las alforjas y las ponía en el caballo; Ugarit le seguía con calma; Ulma se ataba un gorro con cintas de colores a la cabeza y se ponía la capa, Marx salió de algún lugar y la ayudó a subir al burrillo. Salieron uno detrás de otro y, ya fuera, se pusieron en parejas. Silo y Ugarit iban delante, en los caballos; un poco más atrás, Ulma y Marx, en sus fuertes e inteligentes burritos. El sol se estaba poniendo, Lunitari enrojecía el cielo por momentos, dando tonalidades misteriosas al entorno. Los árboles, como soldados erguidos, escoltaban el camino. A lo lejos, en las legendarias montañas, Solinari brillaba ya. Un búho blanco los miraba pasar con sus enormes ojos redondos. Se dispusieron a cruzar el río, la cabaña a la que iban estaba en la otra orilla. Una sospechosa oscuridad les sorprendió. Ulma se acercó a Marx sigilosamente y le habló bajito:
_Mira, Marx, tengo un mal presentimiento.
Marx la miró con su cara sonriente.
_Vosotras, las mujeres, y sobre todo las enanas de una cierta edad, siempre tenéis malos presentimientos.
_No, no, mira allí _señaló a la orilla del río_ ¿no ves nada extraño?
_No, no lo veo y date prisa, nos quedaremos atrás y no quisiera pasar la noche en el agua.
_Tal vez se te espabilaría el cerebro, ¡kender del demonio! _contestó enfadada, tirando de las riendas y salpicándole de agua al pasar.
Marx se encogió de hombros y la siguió. Terminaron de cruzar el río y se dirigieron a la cabaña, bañada por una parte de Lunitari y por la otra de la luz bondadosa de Solinari, al fondo de la montaña Nuitari, la luna oscura sólo visible para los seres malignos, los miraba…
Encendieron un buen fuego, cenaron contentos y se fueron a dormir. Estaban muy cansados, sólo Marx se quedó al calor de la lumbre contando sus pertenencias. De repente, el viento empezó a soplar con fuerza, el kender que se había adormilado, se espabiló de golpe y con cuidado se asomó a la ventana. Y allí, bajo la perversa oscuridad de Nuitari, un dragón y un ogro conversaban. Marx, salió por la puerta de atrás y oyó la conversación.
_Están muy tranquilos, no saben lo que se les avecina _el dragón movía su enorme cola amenazadoramente. El ogro, grande y peludo, reía flojito, aún así la tierra se movía al son de su risa.
_Todo se lo debemos a Nuitari, que pone su maldad y su noche de nuestro lado; la venganza de los ogros y los dragones está a punto de comenzar _dijo el ogro_. Ya sabes tu cometido, dragón, hay que matarlos, ésto complacerá a la Señora _y volvía a reír, y la tierra a temblar.
Un lobo aullaba a lo lejos y Lunitari, neutral, se mantenía en un lado del cielo mientras Solinari bañaba la zona de la casa y hacía entrar su luz en ella. Marx volvió y despertó a sus amigos, contándoles lo sucedido. Ugarit buscó rápidamente en su bolsa un arma. Silo hizo lo mismo. Mandaron a Ulma a vigilar. Mientras, Marx sacaba de sus alforjas un frasco con hierbas; mucho tiempo atrás, se le había conocido como “el Mago Marx”, su poder era inaudito; luego tuvieron lugar las guerras, la desunión, fue cuando la Gran Tragedia, pero su magia seguía siendo fuerte, aunque sólo la usaba en ocasiones excepcionales (lo juró a Branchala, su Dios) y ésta era una de ellas. Empezó su trabajo en silencio.
Silo y Ugarit pasaron a la cocina a preparar una trampa con las cuerdas que guardaban detrás de la chimenea.
_Eso no dará resultado _dijo Marx, nervioso_, tomad estas piedras preciosas, tienen poderes, atadlas a las cuerdas _rebuscó en sus bolsillos y sacó también alambres y monedas_. Ponedlo todo junto y cuando la magia haga su efecto tú, Ugarit, se la hechas encima, Silo te ayudará y Ulma y yo haremos el resto.
De repente, el pequeño kender se había transformado, era otro, él mandaba, ellos obedecían.
_Cuando dé la señal, haced lo que os he dicho. Atadlos bien.
Marx salió presuroso y se puso detrás de un gran árbol. Tras él, se oía el murmullo del agua en su correr hacía las montañas. El dragón y el ogro celebraban anticipadamente su victoria. Marx tenía el hechizo en su mano derecha, esperó a que Ulma diera la vuelta para distraerlos y entonces, amparándose en la oscuridad, lanzó unos polvos brillantes con un fuerte soplido, que dieron de lleno en el ogro y en el dragón. Silbó, y al momento Silo y Ugarit les echaron encima la red mágica. Ulma también estaba con él y respiró aliviada al ver a las dos fieras presas. El kender sacó de sus bolsillos unos clavos dorados y acercándose a los prisioneros se los clavó en la frente. La transformación fue inmediata: el ogro se convirtió en un pequeño ratoncillo, al que Ugarit aplastó con su bota de pinchos plateados, y todos quedaron sorprendidos al ver dentro de la red a una bella muchacha, vestida con rica túnica y cubierta la cabeza con un velo de gasa verde. Se adivinaban debajo del velo unas bonitas orejas puntiagudas y Marx se acordó de pronto de la vieja leyenda que le había contado su abuela. Era de una hermosa princesa kender, se llamaba Mirna, y desapareció en la Tragedia; hubo quien dijo que un poderoso brujo la había convertido en dragón. Nadie la volvió a ver. Y he aquí a la bella, la desataron y la llevaron a la casa.
La princesa kender despertó y les contó su historia y como tuvo que hacer todo lo que le mandaron los dragones y los ogros, para no morir. Se sentía feliz. Marx también, tanto que sacó de uno de sus bolsillos una piedra brillante y se la regaló (era la misma que le había robado al viajero en la plaza). Los amigos se retiraron a dormir. Mirna y Marx hablaron toda la noche, era el principio de una hermosa amistad…

martes, 24 de noviembre de 2009

Resurrección por Pepi

Cuando llega el otoño, algunas personas se ponen mustias como las hojas.
Tal vez las palabras sirvan de algo.


Treinta años rebuscando en los bolsillos del espíritu una moneda para Caronte. Aletargada en el interior de la montaña, sin pulso, porque la vida se cansó de latir creyendo no ser querida y emigró ansiando un rincón mejor para descansar. Treinta años pensando que el pozo es mi hogar y la oscuridad mi hermana. Despreciando los días, consintiendo el marchitar necio de las horas.
Y de pronto, cuando ya me olvidé de sentir, empiezo a escuchar mi propio repiqueteo. Agua que humedece la hendidura en la piedra del alma. Escarbo, escarbamos la voz y yo hasta encontrar arcilla mansa, figuras calientes palpitando entre mis dedos. Soy yo, creada de una costilla que nunca perdió la esperanza de ser alfarera de aquello que empieza.
Soy agua, lo dicen mis manos, soy brisa tibia arrancando los ojos negros al hastío.
Las entrañas del monte, rezuman bocanadas de aliento mientras comienzo a subir, la luz que apenas ha hablado conmigo me marca la senda.
Treinta años perdida, si ¿y qué?, si un día gozándome en el propio regazo que nunca se fue, me alimentan como el resto de las vidas que me quedan, que fluyen conmigo.
Gotas tañendo en la cañada que se abre pariéndome en lodo fresco con olor a hierba y a sal.
Ahora el otoño me abriga junto al árbol que tan solo duerme, me abrazo a él y siento arder la savia que salta hasta la sangre que aprende a fluir.
Y me volveré fuente, manantial, río, que lave el lienzo de amortajar y lo tiña en palabras vivas, frases que recobren sus letras para gritarle a los hundidos, que hoy soy montaña.
¿Por qué ellos no?.

martes, 17 de noviembre de 2009

SIELA Y LOS FURTIVOS (Diana)




Las dos lunas aparecen en el horizonte. La luna azul no presagia nada bueno, cada vez que preside el firmamento, las sincronicidades se alteran. No es un fenómeno habitual, aunque fuertemente perturbador. Siela nota la fuerte alteración de su consciencia y teme perder el control, tan fieramente adiestrado, que la caracteriza. Sus sentidos, acostumbrados a las sutilezas, no responderán como suele ser habitual. Teme por su grupo. En la soledad del desierto, se exponen al ataque de los furtivos, tribu temible y agresiva.
El sol tardará treinta y ocho horas en salir, para entonces pueden estar todos muertos. Urge una estrategia que los proteja. Siela recoge sus pocas pertenencias y se aparta del grupo. Sus pasos silenciosos la conducen hasta el borde del arroyo seco y maloliente. Se sienta en una piedra y se dispone a hacer sus ejercicios mentales, consciente de la magnitud de la tarea. Cierra los ojos, relaja sus músculos e invoca a las fuerzas. Su cerebro bloquea todo lo que pueda distraerla, los sonidos desaparecen, pierde la sensibilidad de su piel y una bruma oscura la envuelve aislándola de su entorno. Visualiza a su padre, maestro y guía, del que aprendió todo lo que sabe. Intenta comunicarse con él, distante muchos siglos de aquel lugar inhóspito, y le pide ayuda. Aparecen imágenes confusas que la inquietan y se esfuerza en concentrar la atención, cuanto más lo intenta más alejada se siente del objetivo. El pasado, su historia y la de su raza, se agolpa en miles de escenas que se deslizan ante sus ojos como si viera transcurrir su vida en una secuencia de imágenes. Se ve a sí misma de pequeña, corriendo por los jardines del palacio, ayudando a su padre con las fórmulas de la alquimia que transformó su esencia. Se ve llorando, arrodillada ante su cuerpo despedazado cuando el ataque de los guerreros y percibe el dolor de la pérdida. Sabe que ésta será transitoria pero, aún así, se duele del gesto humano de la muerte. Aún no está preparada para la transformación que le devolverá a su padre en el lejano mundo de las esencias. Recuerda la soledad en la que se encontró después de su desaparición y cuánto le costó aprender a comunicarse con él más allá de la razón.
Lentamente su corazón se llena de paz, reprime los sentimientos que intentan aflorar porque entorpecerán el encuentro. Y poco a poco percibe la metamorfosis. Miles de años de historia se presentan en sus recuerdos, las gestas de su estirpe, la sabiduría que se fue transmitiendo intacta generación tras generación y recurre al espíritu de sus antepasados en busca de ayuda. Ellos están ahí, invisibles al ojo ordinario, vigilantes, custodios de la raza que evoluciona en sucesivas transmutaciones.
Siela siente el cambio que no deja de sorprenderle, se vuelve arena, viento, roca, su cuerpo mortal se funde en esencia pura. Su padre la conduce para que nada la distraiga. Los mínimos granos de roca que ahora componen su cuerpo giran, al principio lentamente, se desplazan y arrastran consigo el aire del lugar en una nube creciente que va cobrando fuerza, que crece absorbiendo todo el aire en un rugido furioso que se desplaza hasta encontrarse con sus compañeros aterrados, frágiles y desprotegidos. Los ve con su mente de arena y viento y lentamente, para no causarles daño, los va envolviendo en una tormenta espesa, cada vez más densa. Un remolino gigante los cubre totalmente, furioso en los bordes, manso y protector en el centro.
Los furtivos, al acecho sólo ven polvo y viento, frustrados retroceden temiendo ser arrastrados por el torbellino. Repliegan sus posiciones sabiendo que esta vez la caza no ha dado sus frutos. Esperarán pacientes hasta que la luna azul vuelva a aparecer en el horizonte, no saben cuándo va a ocurrir nuevamente el fenómeno que se les antoja impredecible. Pedirán a sus dioses, maquinarán estrategias y, quizás, la próxima vez, los elementos estén de su parte.

lunes, 16 de noviembre de 2009

La busqueda por Pepi

Aquí está mi relato sobre Dragonlance, espero que os guste. Pepi



Solinari y Lunitari, lunas de plata y sangre, madres eternas cobijando el firmamento de krynn hilvanaban requiebros cada noche, sudándoles los pesares por las formas grises de sus caras, ante aquello que la magia de la que siempre estuvieron preñadas, las hacía intuir. Los dragones regresaban y el olor a podredumbre, muerte y desolación venía con ellos. Se cernía como una bruma viscosa arrastrada por alguna galerna hostil de invierno, sobre su mundo amado.
Ya antes se habían sentido desgajadas por sensación similar. Allá en la Primera Guerra de los dragones, cuando entregaron a los elfos los Cinco Orbes para atrapar la esencia de las criaturas maléficas y alcanzar la victoria en la batalla, pero ahora el humo de muerte les llegaba demasiado ardiente. Los héroes no recordaban el ayer, debían parirse de nuevo e iniciar la búsqueda de lo único que podía esbozar un atisbo de esperanza tras el horizonte caído de Krynn: la legendaria Dragonlance.
El rasgar violento del folio rompió la quietud que se fingía en la madrugada, ¡que patético resultaba el instante! Toda una vida emborronando con ideas prestadas el blanco del papel, vendiendo el talento que los demás le suponían a cambio de forjarse el nombre entre los nombres. Y ahora cuando por fin se creía con el derecho a construir su historia, la que las tripas le guardaron durante tanto tiempo, tan solo podía volcar como en un vómito estéril sobre el cuaderno exhausto, un mundo de seres absurdos, encerrados en farragosas batallas, tan irreales que nadie sería capaz de sumergirse en ellas con pasión.
El escritor regresó a por las vísceras del cigarro que dormía sobre la orilla oxidadamente muerta del cenicero. No recordaba ya si era “basuko” y tabaco o si se había sentido sibarita y lo había aderezado con marihuana. Pero con la razón arañada, aspiró con fruición y vencido se dejó caer sobre el escritorio.
La noche se abrió mientras los rayos blancos de la luna se ruborizaron y tiñéndose de carmín, se dieron la licencia de deslizarse por el tragaluz entreabierto.
El elfo por ser el de más edad entró delante. Con su mirada almendrada y la hermosura de sus ancestros trasparentándole la piel, insufló la fantasía extraviada en la pluma que revivió al instante. Mientras el kender con el contenido de la bolsita de hierbas que en un descuido le había escamoteado al hechicero de la túnica blanca, trocó por mandrágora y siempreviva la miseria que aún humeaba entre los dedos del escritor y la dejó allí para siempre. El guerrero y la princesa bárbara aliados en una batalla más, le frotaron con sueños de primavera los ojos, para ahuyentarle los fantasmas que habían tejido telarañas en sus parpados derrotados.
Hicieron una hoguera en mitad de la mesa, con los folios desterrados al olvido, hasta que las letras al calor de las pavesas comenzaron a saltar juguetonas otra vez entre las lenguas rojas y azules. Aún permanecieron un rato velando la desidia del escritor, justo hasta que su respiración empezó a acompasarse con la mañana que quería nacer. Fantasía y realidad luchando espada con espada. En verdad cada uno debía buscar su propia Dragonlance y seguir andando.


jueves, 12 de noviembre de 2009

EJERCICIO PARA LA PRÓXIMA REUNIÓN (25/XI)



Hola amigos. Como ejercicio para la próxima reunión propongo las bases de un concurso.
A riesgo de me me consideréis reincidente con el tema, el certamen tiene como protagonista el vino. En fin.




El Grupo Freixenet convoca el II Concurso literario de Beso de Rechenna


Un vino, un beso y un folio Comercial Grupo Freixenet convoca el II Concurso literario de Beso de Rechenna “Relatos de vino y besos”, destinado a estimular la imaginación de quienes deseen participar con su relato, Freixenet vuelve a brindar la oportunidad de participar en el certamen de “Relatos de vino y besos”.

La temática: una historia relacionada con un beso y una copa de vino o cava. El vino que da nombre al Premio “Beso de Rechenna” de Freixenet y que trasmite la leyenda del vino mozárabe en sus raíces valencianas, ya que esta tierra de Requena encierra la leyenda de la Dama : “No probaréis mis labios sin antes probar mi vino” solía decir la heredera de una familia mozárabe que logró mantener la tradición del vino en esta localidad valenciana.

Para participar, sólo hay que ser mayor de 18 años y escribir una historia original e inédita de vinos y besos en idioma español o valenciano. Los textos tendrán una extensión máxima de una página DIN A4, escrita en tipografía Times, tamaño 10 a un espacio interlineado sencillo. Los relatos podrán presentarse desde hoy mismo hasta el día 1 de febrero de 2.010, fecha en que se cerrará el plazo de inscripción.

Los textos deberán enviarse en formato PDF o Word, únicamente vía online a través del website www.besoderechenna.com, donde quedarán publicados. El relato ganador será premiado con 3.000 € y publicado en un diario del ámbito territorial de la Comunidad Valenciana y, además, serán entregados 2 accésits de 1.000 € a los textos que queden en segunda y tercera posición.


Si queréis más información:





domingo, 8 de noviembre de 2009

"EL RELOJ" por Nieves Jurado


Suena el reloj.
Despacio,
miro cómo la luz del amanecer
se filtra
rápido
por entre mis sábanas.
Y pienso,
en todo lo que se ha ido,
y en todo lo que ha quedado.
Lo sé,
aún vivo.
Y aún seguiré oyendo
el compás del reloj.
Ese que yace
junto a mi cama,
por si en la noche,
mientras duermo,
mi corazón pierde
el incesante
ritmo del tiempo.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

La cama

La mayor parte del tiempo que he vivido,
la he pasado recostado en una cama.
Y reconozco no siempre haber dormido,
pero por esto no habrá que hacer un drama.
Miro hacia el techo si estoy muy aburrido,
o me pongo a rellenar un crucigrama.
Pero otras veces, después de haber bebido,
todo mi cuerpo la busca y se derrama.
Si algún muelle del somier lanza un chirrido,
pienso entre sueños que es alguien que me llama,
pues no quiero nunca, cuando estoy cocido,
que una tontuna perturbe mi programa.
Me propongo no emitir ningún ronquido,
ya que el macho cuando duerme nunca brama,
mas siempre acostumbro a hacerlo desvestido
por si surge la visita de mi dama.
Si algo no soy es un hombre reprimido,
tampoco protesto en contra del pijama,
pero si el sexo me tiene enfebrecido,
¿por qué no actuar como me viene en gana?
Incluso cuando me encuentre consumido
y la muerte me remita un telegrama,
no dejaré que me pille deprimido,
la esperaré sereno, tendido en cama.

(Aquí tenéis un ejercicio con dodecasílabos encadenados, ¡como dios manda!)

martes, 3 de noviembre de 2009

Poesía ,complemento del trabajo, objeto cotidiano: VIAJE

Caen austeras las gotas de niebla,

sobre el campo mojado.

gris el cielo.


Resaltando montañas

apenas,

pasan veloces a su paso,

regimiento de encinas.


Agrupados a la orilla del río,

miran miedosos los arbustos.


inmensas telarañas

de antenas y,

molinos eólicos,

los vigilan.


Estos giran sus aspas sin cesar,

abortando la lluvia.

Nubes y nubes, preñadas de río,

lanzan sus alaridos :

truenos y rayos que,

iluminan la tierra.


Iniciada

apenas la siembra...


Observando su paso,

arenales rojos saludan.

Despiertan las casas de labor.


Hileras de cipreses,

cual soldados erguidos,

miran su caminar y,

callados los pueblos,

van cruzando senderos.

Ya se se yerguen rotundas las montañas.


Cediendo el camino, van

las sombras, a un tímido sol

esperanzado.

Entre campos de niebla,

surca veloz el tren. Amaneció.


Las nubes suspendidas en el cielo,

semejan puentes enlazados;

y grita el infinito.

Sólo es un viaje.

lunes, 2 de noviembre de 2009

LA CAMA, OBJETO COTIDIANO

Tan vieja como el tiempo,
tan joven como un recién nacido,
reposo de tristezas,
refugio de alegrías,
pones vuelos a mí cerebro gris.
Entre sábanas
curan mejor las penas,
del amor; ¡ya ni hablar!
Pasiones encendidas,
como soles ardientes
guardas en ;
traiciones se han fraguado
por tus mantas,
callada testigo eres.
Vieja arma de trabajo,
el ayer, el hoy, el mañana,
(tal vez si lo hubiera)
vuelvan a tu cobijo.
Soberana de las noches
y, ¿tal vez de los días?
tantos deseos
reposan en tu almohada...
Mi cama: ese jergón de paja
miserable; tu cama:
mullidas plumas
entre bellos encajes.
Reinas son,
mudas cómplices
del nacer y el morir.
¡Mejor callar la parca
y soñar con estrellas!
Y danzar y reír...
Y si llama, callada, sigilosa,
suerte quizás será,
abandonar mis huesos,
pálidos y cansados
de vagar por la tierra,
en la cama caliente,
acogedora,
mientras huyen los sueños
al azul.

jueves, 29 de octubre de 2009

Proximo ejercicio: relato "Dragonlance"

Hola compañeros:
Me estreno como coordinadora y os propongo para la reunión del 11 de noviembre, un relato que tenga algo que ver con el mundo de "Dragonlance". Podeís escoger algún personaje que os guste: caballero, kender, guerrero, bárbaro... o usar el mundo de Krynn como escenario con personajes vuestros. Mezcladlo como queráis, pero que de algún modo se relacione con las "Crónicas de la Dragonlance". Podéis hacerlo entre un folio o folio y medio, pero sobre todo espero que disfruteis entre fantasia, dragones y demás. En esta página encontrareis información: http://mundosdekrynn2.iespana.es/.
Os deseo a todos que Paladine, el gran dios del Bien, brille a vuestro lado. Un beso. Pepi.

miércoles, 28 de octubre de 2009

"EL GATO AZUL" por Nieves Jurado


Cuando duermo, tengo la sensación de estar despierto. Y esa sensación no desaparece hasta que en mi sueño sucede algo tan extraño e irreal que me hace entender que sigo durmiendo. Sin embargo, tengo miedo. Miedo a no despertar, a que todo lo que conozco no sea más que un sueño y yo sólo un cúmulo de recuerdos. Podría pensarse en la similitud con Matrix. No, en el mundo de Matrix el cerebro de la gente es inducido de manera artificial y por medio de un programa informático a creer que vive una realidad cotidiana, como es la vida de cada uno. En mi caso no es así. En mi sueño intento despertarme una y otra vez y cuando creo lograrlo, sucede algo lo suficientemente absurdo como para hacerme comprender que continúo hundido en ese estado tan incoherente como incierto. Desesperado, exprimo mi mente y ordeno a mis ojos que se abran, a mi cuerpo que se mueva, y una vez conseguido me pregunto: -¿me estaré soñando ahora?
Por otro lado, me he dado cuenta de que ese suceso fuera de toda lógica, capaz de demostrarme que no estoy despierto, es siempre el mismo: la aparición en cualquier lugar de la escena onírica de un gato azul. Un estúpido gato azul que me observa con ojos inexpresivos cuando es un simple objeto inanimado, o con gesto arrogante cuando se presenta como un animal vivo. En este caso, se muestra con la boca manchada de sangre, que unas veces limpia despacio con su lengua y otras simplemente deja que se le pegue a los bigotes. En ese momento mi pánico es tan irracional que apenas me reconozco y deseo despertarme. Sé que sólo es un sueño. En teoría no puede hacerme daño. En teoría.
Una noche, no recuerdo cual, soñé que había amanecido, y me levantaba de la cama, me ponía mis pantalones y descalzo marchaba por el pasillo hacia la cocina. Todo normal, muy rutinario, hasta que en mi cabeza entró la duda de siempre: -¿estaré despierto?
Empecé a buscar por toda la casa el maldito gato azul que me sacara de dudas. Hasta que noté un bulto en el bolsillo izquierdo de mi pantalón. Metí la mano y toqué algo frío. Lo extraje con cuidado. Se trataba de una pequeña figura de porcelana de un azul muy intenso: un gato sentado sobre las patas traseras. Me miraba. En seguida supe que yo continuaba durmiendo. Deslicé mis dedos por la cabeza del animal, estaba suave, bajé por su lomo y recorrí su cola. Un odio repentino me obligó a estallar la figura contra el suelo. Yo sólo quería despertar a la realidad y no volverlo a ver nunca más. Los trozos salieron disparados como proyectiles hacia todas partes. Mi pie descalzo pisó un pedazo que había quedado a su lado. La sangre manchó el suelo. En ese instante me desperté.
A veces, cuando estoy despierto tengo la sensación de estar soñando. Afortunadamente, esa sensación se desvanece cuando me limpio con la lengua la sangre del ratón que yace muerto entre mis patas y que aún llevo adherida a mis bigotes azules.

jueves, 22 de octubre de 2009

EL ESCRIBA DE LA QUINTA PLANTA

Me levanté de la mesa y salí a la terraza, estaba amaneciendo, el aíre de la mañana venía bien a mi cabeza calenturienta. No quería mirar atrás, pero lo hice, miré la mesa llena de papelotes esparcidos por ella. Facturas y más facturas que, nunca conseguiría pagar. El rojo del amanecer se reflejaba en el cristal, ví, mi figura espectral en él, todo era borroso a estas horas. No sé porque, la noche anterior me dio por hacer balance de mis deudas, de todas formas no tengo a quien dejárselas y eso, a veces duele. Me puse el traje de “impagados” y me lancé a la absurda tarea. Toda la noche peleando con la facturas sin encontrar solución posible; bueno si, aunque no sea hermoso, tengo que asumir que cualquier día de estos, (como dice mi vecina Encarna), algo olerá mal en la escalera. Y ese algo seré yo, ¡en fin, a que más darle vueltas, todo es como es y ya está! Desde la terraza se pueden ver los tejados y antenas de todo el barrio, excepto el de los pisos nuevos que son más altos. Por ella han pasado varios siglos. ¡Resiste bien la condenada! Casi tanto como yo. De un lado se han desprendido algunas piedras y la cal de las paredes. Los chorreones de lluvias y años caminan por ellas. Un gato pasa tranquilo por mi lado, ya me conoce. Vislumbro el cielo, ahora teñido de rosa. Tengo que acostarme, _ me digo_ estoy cansado, después bajaré a comprar unos folios y pan blando. Siempre me comento lo mismo a estas horas; y luego me arrepiento. ¿Qué pinta un viejo cómo yo en la calle, desharrapado y solo? _Vuelvo a decirme._ Mejor me quedo aquí, e intento terminar el poema, ese poema que tanto me está costando. Y es que, cuando quiero seguir, vienen a mi mente ¡tantas cosas! Cosas que no puedo, no puedo olvidar…
Aquel día, si, fue aquel día… salimos de la biblioteca, los libros bajo el brazo y la risa pronta. Julia fumaba un cigarrillo y me lo pasaba de vez en cuando, andamos un trecho y ella se paró de golpe mirándome a los ojos. _Gonzalo_ dijo con cara emocionada, _ júrame que me querrás toda la vida, ¡vaya que tonta! Añadió_ ¿Soy yo la que habla del amor libre y sin papeles?_ Y continuó_ Parece mentira, debe ser que, tu amor me ha vuelto loca. Y ahora, mira… pero no me hagas caso, nosotros somos una pareja moderna y libre, vivimos juntos y nos queremos hoy, es lo importante, el mañana está por venir, no sé que me ha dado, para decirte eso, ¡perdóname cariño, soy tan boba!
La atraje hacía mí y la bese sin más.
_Ya sabes que si, que te querré mientras vivas, ¡lo juro! _ Le contesté._ Eso, es lo que diría un romántico empedernido, pero yo no, yo sé, que nos amaremos mientras dure el amor, la pasión o lo que sea. ¿Está mejor así no? ¡ Mi chica moderna! Somos gente actual, ¿futurista? No, tanto no, pero vivimos el presente. Hoy contigo, tal vez mañana, con tu amiga Luisa… _ una mueca burlona acompañó mi frase_ ella no me dejó terminar, un libro voló derecho a mí cabeza, lo esquivé como pude. Subimos entre bromas los fatigosos escalones de dos en dos, hasta el quinto piso. Allí teníamos nuestro nidito de amor, por más que suene cursi y empalagoso. Normalmente al llegar, cenábamos y comentábamos cosas del día a día. La mayoría de las veces, hacíamos el amor. Después, Julia se ponía a estudiar y yo a escribir, (tenía un libro de poesía a medio). Y aunque no llegaba ni a escritor de medio pelo, una modesta editorial me aseguró publicarlo. Como es normal, la emoción y la alegría me embargaron. Por aquel entonces, yo era el bibliotecario de la facultad de filología, licenciatura que había cursado, Julia la estaba haciendo. Allí nos conocimos, ya iba para dos años. Esa noche ni ella estudió ni yo escribí, nos dedicamos a amarnos. Despertamos abrazados, éramos felices ¿Qué más se le podía pedir a la vida?
Amaneció gris, Julia y yo, marchamos a la facultad. Nos vimos entre clases y como era normal quedamos para la salida. La esperé mucho tiempo, después la busqué por las aulas, pero nada, Julia no estaba, pensé que habría ido a comprar algo y volví a esperar. La noche me sorprendió en la calle, buscándola enloquecido. Era como si la tierra se la hubiera tragado, frase hecha, pero que sirve para describir la situación. Había desaparecido. Denuncié el caso a la policía, buscaron y buscamos, (los amigos y yo). Los sitios conocidos, los desconocidos. Increíble: Julia no estaba en ninguno, nadie la había visto, todo era un misterio. Lo cierto, es que mi vida y mis sueños, quedaron colgados ese día, en la percha de la nada. Dejé de escribir, de trabajar, caí en depresión. Alguna vez bajaba a mirar por el barrio, por si la veía, los vecinos me saludaban. “El escriba de la quinta planta” me llamaban y yo, me emocionaba al oírlo.
Encarna, me subía la compra. Todo lo debía, pero nadie protestaba, esperaban que la publicación de mi libro, ( mi vecina lo había comentado), diera para eso y para más. ¡Pobres! Las deudas se acumularon con los años, los poemas inconclusos, nunca llegaron a figurar en libro alguno. Soy un fraude. Intento escribir, no puedo y entonces lloro.
Un amigo pasó a saludarme y me aseguró que había visto a Julia en una revista, que estaba muy guapa, que la acompañaba un famoso banquero, ¡no lo creo, nunca lo creeré! Estoy seguro de que ella volverá.
Miro el cielo rojo del amanecer y sueño que tal vez aquella nube, me traiga a Julia.
No sé en realidad cuantos años tengo, ni porque me llaman el escriba de la quinta planta, si se me olvidó escribir… Vivo rodeado de facturas y poemas sin terminar, los sueños se fueron, pero he de decir en mi favor, o en mi contra, que una punta de esperanza, aún vive; iluminada por ese rojo sol del amanecer y, espero, que ella llegue y repique en la puerta como un torbellino, con los libros bajo el brazo llamándome…
_¡Gonzalo, Gonzalo, estoy aquí! _ ¡La oigo! _ ¡Abre la puerta amor, regresé! Tengo que contarte tantas cosas… _Es ella, me llama._ Ya lo sabía, sabía que volvería. ¡Voy Julia voy, no te vayas espera! Corro a abrir.
_ ¡Ya está bien, ya está bien! _ Una cara roja encima de un delantal con peto, me grita, medio en serio, medio en broma, _¡ no le subo más el pan! _ Es Encarna, mi vecina, con la bolsa de pan en una mano y la otra en la cintura. Le quito la bolsa y la despido decepcionado y rabioso. _Estoy loco_ me digo_ y cerrando la puerta, cojo papel y pluma, me siento frente a la terraza; el sol ya luce. Empiezo a escribir:
Me llamo Gonzalo, me conocen por el escriba de la quinta planta y…

lunes, 19 de octubre de 2009

La memoria del agua


LA MEMORIA DEL AGUA por Pepi.



La memoria del agua es eterna, blanca e incorrupta como el sentir del que aún no ha nacido. Es mansa y maleable. Se aseda para guardar en su tibieza los instantes que puedan servir de alimento y hasta se antoja arenosa y seca cuando el recuerdo es rasposo como lengua de gato.
Sumerjo mis dedos en la materna calidez del estanque donde tantos momentos atesoré. Los lotos que viven allí, se me acercan flotando serenos. Llevan ahí desde los días imborrables de mi niñez. Si los miro despacio puedo escuchar las voces de mis hermanos intentando rescatar el agua de los días de lluvia, el reflejo de las manos de mi madre apartándolos con mimo para gozarse con la hermosura del mosaico del fondo.
Me llega el aire verde de los tilos, arrullándome la piel, refrescando mi mente derrotada que busca refugio.
Y es que la voz de la bata blanca, tras horadarme el cuerpo y el aliento con pruebas, preguntas y temores me ha confirmado lo que el revés de mi mirada presentía. La enfermedad del olvido se ha encaprichado de mi: las palabras que no acertaban a cruzarme los labios; el objeto que volaba más allá de mi razón enojada de tanto buscar; el rostro que extraviaba su nombre encajándolo en la frontera de mi voz. No se debían a los días difíciles de ayer o anteayer, ni siquiera a la edad que aún no había recorrido.
Era eso, lo que no quise nombrar. El mal, ladrón de recuerdos ha entrado en mi casa, hambriento deseoso de roer mi pasado primero y el ahora mañana cuando ni cartas, ni runas puedan adivinar un futuro que ya no será.
Primero he llorado por lo que iba a perder. Después por lo que sería arrebatado a los que me aman y hoy tan solo unas lagrimas más por la cobardía, hermana en el exilio de mi enfermedad.
Y de pronto me niego. No lo permitiré. Sé que mi mente y mi espíritu se vaciarán. Pero mientras un deje de lo que fui, de lo que soy me acompañe, velaré para que no pierda ni un ápice de su color.
Por eso he regresado al estanque de la casa donde me crié y en su agua preñada de instantes amados, iré sembrando los goces de amor que sentí; el llanto del hijo cuando se escurrió de mi cuerpo exhausto; el aroma de las paredes donde lloré y fui feliz.
Traigo el equipaje dispuesto para que duerma en la memoria del agua.
Y en el legado de vida que escribiré para los míos, dejaré dicho que cuando mis ojos se balanceen entre la duda y el vacío, me acerquen a esta laguna, donde las figuras cinceladas del fondo me harán compañía recordando por mí.


jueves, 15 de octubre de 2009

POEMA COMÚN SOBRE UN OBJETO COTIDIANO

PROXIMO EJERCICIO: POEMA SOBRE UN OBJETO COTIDIANO


El ejercicio que propongo para la próxima reunión del 28 de octubre consiste en realizar un poema, no necesariamente rimado ni necesriamente jocoso, sobre un objeto de uso cotidiano, común y corriente en la mayoría de las casas.

Podéis inspiraos contemplando vuestro rostro reflejado en una cuchara, analizando la sabia paciencia que destila una silla, la elegante presencia de un paraguas en su paragüero,o el simple y perfecto diseño de unas tijeras o una taza de water.

Suerte y a ello.

Julio Lorenzo

Una imagen, mil palabras

En la reunión de ayer se hizo un ejercicio de escritura rápida, siguiendo una propuesta del blog La Luna Naranja que consistía en dejarse llevar por la inspiración sobre un dibujo del ilustrador uruguayo Matías Acosta.



La propuesta se llama: "Una imagen, mil palabras" y la ilustración es la siguiente:






Aunque hubo poco tiempo para escribir, surgieron cosas interesantes. Yo hice un poema, pero no cuenta en el ejercicio, porque no se escribió en ese momento.

Incluso hubo quien le dió un giro al papel y vió el dibujo de esta manera, cambiando totalmente el sentido:








Abro esta entrada para que mis compañeros vayan dejando sus propuestas.

Un abrazo para todos. Toñi


A Teresa le inspiró un pequeño cuento:

Aquel día hizo tanto viento, tanto, tanto viento, que la línea del horizonte se desprendió de la tierra, como si se tratase del hilo de una cometa.

Juan, a quien siempre le gustaba caminar un poco más allá, se vio de pronto zarandeado de una extraña manera y para guardar el equilibrio no le quedó más remedio que agarrarse a la vasta soga con sus pequeñas manos. Desde allí, elevado en el aire, contempló maravillado como se alejaba con el horizonte más y más lejos de la tierra, que quedaba abajo, igual que un tapiz hecho de retales de múltiples colores.

No sintió miedo, aunque tuvo curiosidad por saber el lugar que escogería el Sol para dormir esa noche.

A Nieves le inspiró el siguiente cuento

El día que llegué a la Luna, no fue como esperaba. Siempre había pensado que en nuestro blanquecino satélite iba a ver un montón de rocas de varios tamaños, cráteres y mucha arena del color de las perlas, pero nada más. Sin embargo, mi sorpresa fue mayúscula cuando vi a unas extrañas plantas alargadas y tiesas que brotaban como espárragos de la tierra. Me acerqué a una de ellas. Era de color negro oscuro y tenía olor a plátano. La agarré con las dos manos y tiré para intentar arrancarla. La planta se resistía y yo tiré y tiré con todas mis fuerzas, lo hice tantas veces y tan fuerte, que de pronto la Luna se movió girando hacia abajo. Quedé colgado sujeto al palo. Desde entonces, mis pies flotan en el espacio. Espero que muy pronto venga alguien y estire de una de las plantas del otro lado de la Luna, si no están ocultas, hasta que esta gire otra vez, pero en sentido contrario, y así, lograr posarme de nuevo en el rocoso suelo lunar.

jueves, 1 de octubre de 2009

Ejercicio para la próxima reunión (14 de Octubre)


El ejercicio que propongo para la primera reunión es nada menos que "reciclar" aquellos títulos tan inspirados que se nos ocurrieron para nuestro libro (es una pena derrochar tanta imaginación).

Hay que escribir un relato cortito (un folio máximo), que tenga por título cualquiera de los siguientes (como eran muchos he seleccionado los que me parecían más literarios).


"No me robes el alma"
"Locos de atar"
"Cuando las palabras mienten"
"La memoria del agua"
"El aire de los chopos"
"Sombras chinas"
"El escriba de la quinta planta"
"Papel de plata"
"Carreteras cortadas"
"Mosaico"
"Cerveza, cannabis y felación"
"Los ojos de la muerte"
"El revés de la moneda"
"El Gato Azul"
"De principio a fin"


Pues nada, a escribir.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

COMIENZA DE NUEVO EL CURSO



Hola de nuevo.

Tras el descanso vacacional retomamos nuestras reuniones con el horario y dinámica habitual. Eso significa que a partir de ahora nuestro blog volverá a estar más animado y nosotros menos ociosos.

Aprovechamos la ocasión para saludar y agradecer todas las visitas que recibimos. Nos causa profunda alegría ver que nuestras letras llegan a sitios tan dispares y lejanos, aunque nos gustaría mucho que también os animáseis a dejar vuestros comentarios.

Empezamos la temporada con ganas, ilusión, y el proyecto de nuestro
segundo libro.

Saludos cordiales.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Alicia en la Feria


El viernes 11 Alicia cantó en la Feria, en la carpa de Visión 6.
Os dejo una foto para que veais lo guapa que estaba.
Un beso para todos y feliz feria.
Toñi


domingo, 23 de agosto de 2009

EL HIJO DE LA ESPERANZA

Ayer se celebró la entrega de premios del certámen Sol Mestizo, este es mi trabajo que resultó uno de los finalistas. Espero que os guste. Pepi.


ابن الامل EL HIJO DE LA ESPERANZA

Si un musulmán grita ¿Cuándo llegará la victoria de Allah? Allah responde: "En verdad la victoria de Allah está próxima" (Sura Al-Baqara 2:214)
Siempre creí que las arrugas que cincelaban el rostro enjuto de mi abuelo vivían allí porque su piel cetrina tenía sed. Por eso cuando le vi llorar por vez primera, sentí que quizás con aquella humedad salada se le suavizaría el gesto, mis escasos seis años aún no daban para más.
Él no rompió en injurias en instante alguno, ni gritó o maldijo ante el escarnio como mi padre o mis tíos. Ni siquiera cuando a empellones era arrojado del hogar familiar y uno de los militares le arrebató con saña, desterrándolo al olvido el Libro Sagrado, que intentaba salvar del desastre escondido bajo la ropa. Permaneció inmóvil, paralizado el aliento y el mañana, viendo como se arrastraba el gran monstruo de metal, empujando sus fauces en forma de pala contra las paredes de la casa que llorosas se volvieron polvo y piedras, jaleadas por los aullidos exultantes de los soldados hasta no ser sino un amasijo de escombros dolientes. Tan solo entonces murmuró algo detrás de unos ojos que yo no conocía y es que se le había derrotado el alma bajo los dientes del bulldozer, quebrándole la vida y al pronto se olvidó de luchar. Yo me bebía con la mirada el ansia de mi abuelo e intuía el sentir que le recomía el silencio desgajado tras los gritos de plañideras de las mujeres que se arañaban el rostro y los puños en alto de ellos que resonaban baldíos. Hoy, treinta años después aún lamento que no supieran cuajarse las palabras en mi boca desbordada, para gritarle la autentica verdad, que podrían robarle la tierra, pero no las raíces, matar las piedras de la casa, pero no el hogar. Porque el hogar está donde viven los ojos del ser amado, en el seno donde recuestas la memoria hasta alcanzar la paz. Tal vez hubiera conseguido así doblegar su angustia, sosegar aquel sentimiento de impotencia y abandono que le chorreaba por el envés de la piel, pero no estaba la replica en mis palabras. Un eco ardiente me cuarteó primero la mente. Después bajó al estomago y se hundió hasta rozar el espíritu que sorbió de los días recios de nuestros ancestros hasta mojar mi cuerpo a medio hacer. Me escurrí al pronto de entre el ahogo polvoriento y las voces desazonadas de los míos, que inmersos en la tragedia no pudieron sino contemplar incrédulos, como Karim, el chiquillo sereno ascendía ahora en loca escalada, trastabillando sudoroso, sesgando manos y piernas entre palos, cantos y arena hasta coronar el montículo de rocas y sueños rotos, que hasta ayer les había dado cobijo. Cuando logré mi propósito tenía la voz erizada por aquello que se me había agarrado en las tripas. El aire intentaba colarse a borbotones para devolverme la respiración. Una ráfaga fresca me dio de beber, trayéndome a los ojos los instantes en que el abuelo en voz baja y al abrigo de la casa, con todos los niños sentados en esteras en torno suyo, nos recitaba suras del Corán que dormía entre sus manos nervudas Nacían de sus labios profecías que desgranaba ante nuestros rostros fascinados que succionaban su voz amada, teñida entonces de azúcar en rivalidad eterna con lo huraño de sus ademanes. La escuela había muerto hacía tiempo bajo los tanques. También la mezquita, por lo que él como un antiguo alfaquí nos derramaba las costumbres, las leyes, la cultura dorada de nuestro pueblo. No fuera a perderse en el olvido lo que por designio divino nos correspondía. Recuerdo que sacudí la mente y busqué su figura cansada al pie de los desperdicios del derribo. Aún hoy no alcanzo a comprender lo que ocurrió, prefiero dejarlo al aire de la voluntad de El Misericordioso. Pero creo que allí se inició el ahora, el nuestro, el de los que permanecíamos y el de los que morían en le destierro. Comencé a cantar, sí a cantar, sones desconocidos, de pronto y con toda la fuerza que me acompañaba, desde lo alto de la montaña herida, increpando con mi loca melodía al tanque que desaparecía enardecido tras su cobarde victoria, alimentando a mi familia y a los que hasta allí se acercaban con aquel son que golpeaba en la distancia el metálico esqueleto hasta que comprendieran que acaso mi entusiasmo de niño arañase con más fuerza que sus lloros y pesares a los que pretendían nuestra huida, mientras mis pies descalzos, rotos y sonrojados de sangre se fundían en mi tierra y comían de ella. La voz de mi abuelo resucitó inundando de vida el momento, comenzó a trepar sin que sus viejos miembros roídos por los años dieran crédito hasta alcanzarme, tras orar unos segundos para reponerse con la vista perdida en la quibla, me rodeó con unos brazos que sentí nuevos y comenzó a hablar hacía las caras que nos observaban desde el suelo.
-Desde hoy te digo- me miró con ansia-que tu nombre ya no será Karim, sino que serás llamado ابن الامل "el hijo de la esperanza" y que algún día todos los hombres de fe recordaran tu canto-no sé si entendí lo que pasó ayer, pero el árabe hundido regresó de la oscuridad y como adalid exortó a los suyos en la esperanza.
-Por la sangre palestina derramada os requiero a unir nuestras voces. Las nuestras, no las de aquellos que pretenden usurparlas, hasta que resuenen fuertes y firmes como el cantar de este niño…-Y continuó hasta que el aire de su mensaje resonó más allá de las fronteras impuestas, hasta rozar la soledad de los árabes de Bosnia, Chechenia, Afganistán. Puedo creer que los propios moriscos que poblaron Al-Andalus vieron su espíritu reconfortado y como si las palabras no bastasen, comenzó a recoger piedras fecundándolas de vida para que apuntalasen el nuevo día, olvidando que alguna vez fueron horadadas por la huella de barro.
Y buscamos el seno amoroso de la cueva como antaño, hasta que nuestra casa se pariera otra vez, agradeciendo su fresco cobijo en lugar de rumiar la desgracia. A su amparo primero y más tarde tras el quicio nuevo del hogar, memoricé cada día la palabra viva que el abuelo guardaba en su recuerdo, los preceptos del Corán, destruido el papel pero no la esencia, los dichos del Profeta de la Suna…que crecieron orgullosos dentro de mí calmando el hambre o el miedo. Y hoy cuando los pesares solo son hojas de la Historia y la paz es al fin costumbre para la nueva Palestina continuó cantando como predijo el abuelo. Arrastró los días pasados a la memoria viva, anclando la lucha de las piedras en el gozo presente para que no se pierda el afán de los que quedaron atrás y una y otra vez. Revivo con la promesa que el abuelo al marchar a la otra orilla, nos dejó a los que quisimos oírle:
-Llegará el día en que los hombres rebosen tierra y trabajo y las mujeres troquen los grilletes del espíritu por ajorcas de plata para sus tobillos y los niños, los niños…
A los niños el viejo musulmán les prometió la libertad.

jueves, 13 de agosto de 2009

SOL MESTIZO

Los próximos 21 y 22 de Agosto se celebra en el recinto ferial el festival Sol Mestizo, organizado por el grupo local de Amnistía Internacional.
Como socio y voluntario del grupo, os invito a que asistáis a la entrega de premios del certamen literario, dedicado este año al conflicto palestino-israelí. Antes de la lectura de los relatos premiados un representante del movimiento palestino en España dará una breve charla sobre la situación de desalojo que se sufre en las zonas ocupadas de Gaza y Cisjordania.
Si váis, además, gozaréis de mi dicción ¿fluida y clara?, pues me van a entregar el 3er premio (que sepan las mentes malpensantes que no ha habido ningún tongo, que ni conozco al jurado de este año ni ellos a mi. ¡Qué me caiga muerto si miento!)
Si pincháis sobre el cartel podéis acceder al blog del festival, que tiene una programación de lo más variada.
Miguel Angel

domingo, 9 de agosto de 2009

Gracia Aguilar: "El abrazo", última publicación de La Voz

La niña se columpia con una ilusión recién descubierta. Sus grandes ojos negros, el color oscuro de su piel, el cabello corto y rizado revelan su origen africano. La acusada delgadez de su cuerpo desvela un pasado acompañado por la necesidad. Y la tristeza de su mirada, ahora arrinconada por nuevos sentimientos, delata la escasez de un cariño para ella casi desconocido.
El anciano, sentado en el banco que queda justo frente a los columpios, la observa mientras los recuerdos se le agolpan en la memoria. Intenta imaginarse los apenas cinco años de la vida de esa niña. Puede hacerse a la idea del hambre que él mismo conoció cuando más o menos a su edad convivió con ella en una postguerra cruel. Puede recrear la confusión infantil ante un miedo implacable reflejado en la cara de los adultos. Puede comprender el temor ante lo desconocido, ante la inseguridad que provoca un futuro incierto. Pero la diferencia entre ellos dos está en que él siempre contó con el cariño de sus padres. Su gran fortuna fue que la guerra no se los arrebatara.
Recuerda el día en que su hija le comentó lo de la adopción. Le surgieron dudas. Tiene otros nietos, por los que siente un amor que le cuesta definir, pero sin duda inmenso. ¿Sería igual con aquella niña?, se preguntó entonces. El primer día supo la respuesta al reconocerse en su mirada inquieta, recelosa, pero esperanzada.
La nota a su lado. La niña ha abandonado el columpio y ahora hurga curiosa en la preocupación de sus ojos. De repente, sonríe y se agarra a su cuello. Se funden así en un gesto poderoso: el abuelo rodeado por unos brazos largos y flacos, la niña apretada contra un corazón viejo pero afanado por vivir.

domingo, 19 de julio de 2009

"DIEZ MANDAMIENTOS PARA ESCRIBIR CON ESTILO"



YA SÉ QUE A NADIE LA HACEN FALTA, PERO AHÍ VAN:

"Diez mandamientos para escribir con estilo"
Friedritch Nietzsche


1. Lo que importa más es la vida: el estilo debe vivir.
2. El estilo debe ser apropiado a tu persona, en función de una persona determinada a la que quieres comunicar tu pensamiento.
3. Antes de tomar la pluma, hay que saber exactamente cómo se expresaría de viva voz lo que se tiene que decir. Escribir debe ser sólo una imitación.
4. El escritor está lejos de poseer todos los medios del orador. Debe, pues, inspirarse en una forma de discurso muy expresiva. Su reflejo escrito parecerá de todos modos mucho más apagado que su modelo.
5. La riqueza de la vida se traduce por la riqueza de los gestos. Hay que aprender a considerar todo como un gesto: la longitud y la cesura de las frases, la puntuación, las respiraciones; También la elección de las palabras, y la sucesión de los argumentos.
6. Cuidado con el período. Sólo tienen derecho a él aquellos que tienen la respiración muy larga hablando. Para la mayor parte, el período es tan sólo una afectación.
7. El estilo debe mostrar que uno cree en sus pensamientos, no sólo que los piensa, sino que los siente.
8. Cuanto más abstracta es la verdad que se quiere enseñar, más importante es hacer converger hacia ella todos los sentidos del lector.
9. El tacto del buen prosista en la elección de sus medios consiste en aproximarse a la poesía hasta rozarla, pero sin franquear jamás el límite que la separa.
10. No es sensato ni hábil privar al lector de sus refutaciones más fáciles; es muy sensato y muy hábil, por el contrario, dejarle el cuidado de formular él mismo la última palabra de nuestra sabiduría.

jueves, 2 de julio de 2009

LA BELLA DESCONOCIDA de ANA



Aún a riesgo de que me llaméis la eterna finalista os dejo este relato que ha quedado finalista, valga la redundancia en el I Premio de Relato Corto Katharsis 2008

Era una de esas mañanas plomizas de agosto en las que el calor se pega a la piel tapando cada uno de sus poros. No podía dormir, así que con la poca ropa que encontré compuse un atuendo sin sentido con el que me lancé a la calle. Comencé a caminar sin rumbo, atravesando las calles principales de mi ciudad que aquella mañana parecían estancadas en un pasado incierto. La vi al fondo de la calle principal, recortada sobre un fondo celeste y apoyada en una farola como una bella estatua cincelada en un trozo de mármol tan blanco como ella. Jamás había visto un ser más bello.
Me acerqué lentamente, temiendo romper con mi presencia el escenario que la rodeaba. No había más personas a nuestro alrededor y aunque era muy temprano para que las hubiera, no pude evitar sentir un cierto temor que me atrapaba y que a la vez me empujaba irremediablemente a su lado.
La luz que irradiaba era tan potente que marcaba una senda que yo instintivamente sabía que debía seguir.
Empecé a hacerlo como un ser sonámbulo al que le han arrebatado la razón, despacio porque deseaba disfrutar de cada instante, detenerme en cada paso, saborear los minutos, alargarlos hasta conformar una sinfonía de placeres infinitamente expandidos.
Ella no se movía de su pedestal desde el que parecía atraerme sin mirarme
Conforme avanzaba mis miedos e inseguridades fueron disipándose como volutas de humo esparcidas por el viento. Me sentía cada vez más liviano imbuido de una sensación de ligereza que nunca antes había conocido.
De pronto todo aquello que antes me estresaba y ocupaba mi cabeza y que incluso me impedía a veces dormir, fue devorado por la luz. Podía sentir los problemas desapareciendo de mi cabeza, como si un cirujano dotado de poderes mágicos los extrajera sin causarme daño alguno. Tuve ganas de reírme de ellos, vistos desde el prisma del que ahora podía vislumbrarlos distinguía su absoluta estupidez. Nada tenía realmente importancia ni las peleas con mi novia, ni el odio acusado con el que despreciaba a mi jefe ni aquella traición por la que había condenado al olvido una amistad que antes consideraba imposible de romper. Qué absurdo, qué absurdo todo, me dije, debo recordarlo.
Cada vez estaba más cerca y la hermosura aumentaba. Desde la distancia en la que ahora me hallaba podía distinguir como el blanco no era tan puro como yo pensaba sino que se descomponía en diversas tonalidades azules y ocres pero era tanta la potencia que todos juntos albergaban que se hacía imposible verlos si uno no se acercaba lo suficiente.

“Esto debe ser algo parecido a la felicidad” pensé.

Por fin ella se volvió hacia mí, realmente hermosura era un pobre adjetivo, no conocía suficientes palabras para describirla.
Tendió sus manos hacia mí, incitándome a acercarme a su lado. Sólo tendría que avanzar unos pasos más para refugiarme en sus cálidos brazos, para perderme en su inmensa albura. Pero había algo que aún me retenía, un débil hilo que tiraba de mí impidiéndome avanzar hacia mi destino. Debía romperlo aunque algo de mí se perdiera en el camino. Podría desprenderme de ello, de lo que fuera que no me permitía avanzar, sabía que podía.
Me volví hacia atrás con un gran esfuerzo pues al hacerlo me privaba de su visión y ello me producía un dolor muy intenso. Fui consciente de emitir un leve quejido cuando la cuerda finalmente se quebró. Al instante sentí volar ….

- Se fue, al final se ha ido… dijo con lágrimas en los ojos.
- Pero mírale es feliz, nunca le había visto tan sereno

martes, 30 de junio de 2009

GARBANCITO (Versión moderna de Gracia)

Hace mucho, mucho tiempo, vivió un niño tan, tan, pero tan pequeño que a sus padres se les ocurrió la genial idea de ponerle por nombre Garbancito. Sin duda, quien más ganó con este insólito suceso fue su madre, cuya figura apenas se vio transformada en el embarazo y cuyo parto fue de esos famosos sin dolor, de los que todas las mujeres han oído hablar pero no conocen a nadie que los haya experimentado.

Por lo demás, nuestro Garbancito era un niño normal, que asistía a la escuela, que jugaba con sus amigos y que salía a pasear con sus padres, con el beneficio para éstos de que sus espaldas no se resentían al llevarlo en brazos.

Cuando Garbancito caminaba solo por el pueblo, donde era conocido por todo el mundo, no se olvidaba de cantar a voz en grito, para que nadie le pisoteara, lo de “Pachín, pachán, a Garbancito no piséis… Pachín, pachán, a Garbancito no piséis…”.

Así de apacible y tranquila transcurría la vida para nuestro diminuto amigo, pero como es normal, incluso en los cuentos, los años pasaban y Garbancito se fue haciendo mayor, aunque no de tamaño claro, eso no. Sus amigos fueron encontrando pareja, algunos se enamoraron, otros se casaron… Menos Garbancito. A ver quién se iba a fijar en alguien tan chiquitín. Sin embargo, él sí que sentía una cierta quemazón por ahí dentro que le hacía sentirse muy, pero que muy triste.

Para suerte de nuestro personaje, un día, en el que andaba cabizbajo y apenado por su vida en cierto modo incompleta, llegó hasta el pueblo el rumor de que no demasiado lejos, tan sólo a cinco días de camino (para alguien de tamaño normal, eso sí), existía otra personita de dimensión inusual. Garbancito no tardó en imaginar a una bella y chiquitita joven, anhelando, solitaria, la llegada de su pequeño príncipe y suspirando por su tardanza.

Sin pensárselo dos veces, esa misma noche Garbancito preparó todo lo necesario para el viaje. Escribió una nota para sus padres, prometiéndoles volver en cuanto encontrase a su amada.

Y efectivamente, así ocurrió. Al cabo de dos semanas, Garbancito regresó al pueblo. Todos lo recibieron alegres y expectantes y las exclamaciones de sorpresa se sucedieron sin parar cuando Garbancito llegó a la plaza cogido de la mano de su acompañante.

-Os presento a Pulgarcito -gritó contento él.

Y ante el silencio que siguió, no dudo en añadir:

-Bueno, pues esto es lo que hay.

Y aunque en un principio nadie confió en el futuro de aquella relación, cuentan los más viejos del lugar que Garbancito y Pulgarcito fueron muy felices hasta el final de sus días.