martes, 30 de junio de 2009

GARBANCITO (Versión moderna de Gracia)

Hace mucho, mucho tiempo, vivió un niño tan, tan, pero tan pequeño que a sus padres se les ocurrió la genial idea de ponerle por nombre Garbancito. Sin duda, quien más ganó con este insólito suceso fue su madre, cuya figura apenas se vio transformada en el embarazo y cuyo parto fue de esos famosos sin dolor, de los que todas las mujeres han oído hablar pero no conocen a nadie que los haya experimentado.

Por lo demás, nuestro Garbancito era un niño normal, que asistía a la escuela, que jugaba con sus amigos y que salía a pasear con sus padres, con el beneficio para éstos de que sus espaldas no se resentían al llevarlo en brazos.

Cuando Garbancito caminaba solo por el pueblo, donde era conocido por todo el mundo, no se olvidaba de cantar a voz en grito, para que nadie le pisoteara, lo de “Pachín, pachán, a Garbancito no piséis… Pachín, pachán, a Garbancito no piséis…”.

Así de apacible y tranquila transcurría la vida para nuestro diminuto amigo, pero como es normal, incluso en los cuentos, los años pasaban y Garbancito se fue haciendo mayor, aunque no de tamaño claro, eso no. Sus amigos fueron encontrando pareja, algunos se enamoraron, otros se casaron… Menos Garbancito. A ver quién se iba a fijar en alguien tan chiquitín. Sin embargo, él sí que sentía una cierta quemazón por ahí dentro que le hacía sentirse muy, pero que muy triste.

Para suerte de nuestro personaje, un día, en el que andaba cabizbajo y apenado por su vida en cierto modo incompleta, llegó hasta el pueblo el rumor de que no demasiado lejos, tan sólo a cinco días de camino (para alguien de tamaño normal, eso sí), existía otra personita de dimensión inusual. Garbancito no tardó en imaginar a una bella y chiquitita joven, anhelando, solitaria, la llegada de su pequeño príncipe y suspirando por su tardanza.

Sin pensárselo dos veces, esa misma noche Garbancito preparó todo lo necesario para el viaje. Escribió una nota para sus padres, prometiéndoles volver en cuanto encontrase a su amada.

Y efectivamente, así ocurrió. Al cabo de dos semanas, Garbancito regresó al pueblo. Todos lo recibieron alegres y expectantes y las exclamaciones de sorpresa se sucedieron sin parar cuando Garbancito llegó a la plaza cogido de la mano de su acompañante.

-Os presento a Pulgarcito -gritó contento él.

Y ante el silencio que siguió, no dudo en añadir:

-Bueno, pues esto es lo que hay.

Y aunque en un principio nadie confió en el futuro de aquella relación, cuentan los más viejos del lugar que Garbancito y Pulgarcito fueron muy felices hasta el final de sus días.


sábado, 20 de junio de 2009

LA CRISIS DE PULGARCITO por Nieves Jurado


Había una vez un matrimonio de trabajadores en paro de larga duración que tenían siete hijos. Todos los niños eran grandes, fuertes y estúpidos, menos el último que era algo más listo y tan pequeño como un dedo pulgar, por eso a sus padres se les ocurrió la feliz idea de recordarle toda su vida aquel aspecto tan insignificante poniéndole el ridículo nombre de Pulgarcito.
Los seis hijos mayores eran vagos e inútiles y lo único que sabían hacer era comer, escuchar música a todo volumen y chatear por Internet; sin embargo, Pulgarcito dedicaba gran parte de su tiempo a leer novelas históricas y a ver los documentales de naturaleza de la dos, por lo que con el tiempo fue un pequeño bastante espabilado y culto.
Una noche, en plena crisis del 2009, Pulgarcito se despertó y oyó que sus padres se lamentaban de la falta de dinero y de la escasa ayuda del gobierno para las familias numerosas. Estaban apenados porque ese verano ni siquiera podrían ir de vacaciones unos días a Benidorm, ni tomarse una paella en el chiringuito de la playa, como todos los años. Pero cual fue la sorpresa del pobre Pulgarcito cuando escuchó decir a su padre:
-La situación de la familia es insostenible. Nuestros hijos gastan demasiado y no creo que nunca consigan un trabajo decente, además tampoco los veo trabajando, y no podemos permitirnos mantener en un futuro a un montón de “treinteañeros” rascándose las pelotas mientras nosotros no tenemos ni para una miserable paella en la playa. Lo mejor será abandonarlos, antes de que crezcan más y les cojamos cariño. Quizás, si se lo montan bien y tienen suerte, consigan algún día sobrevivir con un subsidio del estado. El único que merece un poco la pena es el enano ese, pero es demasiado canijo y, la verdad, me da vergüenza salir con él a la calle, además es tan pequeño que cualquier día se lo come un perro y ni nos enteramos.
Después de muchos pensar, los sufridos padres decidieron abandonar a los niños en la primera gasolinera que encontraran en cualquier carretera secundaria perdida entre montañas. Pulgarcito, quedó sorprendido y muy enfadado por lo que había escuchado.
-¡Serán cabrones! –pensó.
Al cabo de un rato dándole a la cabeza, el pequeño tuvo una idea. Dejaría miguitas de pan por el camino, así encontrarían la manera de regresar a casa y sus padres no se saldrían con la suya.
A la mañana siguiente, se metieron los nueve en el monovolumen a medio pagar que tenían y partieron rumbo a la carretera más solitaria. Pulgarcito abrió un poco la ventanilla y con total discreción fue tirando miguitas de pan. Cuando los padres los abandonaron, los seis hermanos comenzaron a llorar como mariquitas. Hasta que Pulgarcito les dijo:
-No os preocupéis, sé la manera de regresar a casa.
Pero como todo el mundo sabe, las desgracias nunca vienen solas y cuando el niño se puso a buscar las migas de pan para seguir su rastro, se dio cuenta que era más idiota de lo que jamás imaginó, porque los pájaros se las habían comido todas, como probablemente hubieran deducido la mayoría de los mortales medianamente inteligentes. Los hermanos lo miraron incrédulos.
-¿De verdad pensabas que íbamos a regresar a casa siguiendo el rastro de unas ridículas migas de pan? -le dijo el mayor, ya adolescente, mientras se sentaba sobre una piedra a liarse un enorme porro–. ¡Tú flipas, canijo! -, añadió con una amplia sonrisa.
Todos los hermanos estallaron en una gran carcajada, por un momento sus afligidos corazones olvidaron aquella desgracia.
Pulgarcito, que pasaba de sus hermanos, vio a lo lejos una casa grande y lujosa con piscina y todo y decidió acercarse a echar un vistazo. El resto de los chicos hicieron lo mismo.
Cuando llegaron, fueron muy bien recibidos por la dueña de la casa, una señora con gruesos labios de silicona que al hablar se movían como si fueran un par de morcillas tiernas. La mujer, temiendo por ellos, los escondió en una habitación secreta. En realidad no quería que su marido los encontrara, ya que de ser así, los mataría a los siete, pues se dedicaba al negocio del tráfico de órganos y nunca desperdiciaba la oportunidad de conseguir unos cuerpos tan jóvenes como aquellos. Pero el hombre, que era grande y gordo como un oso, no tardó en descubrirlos.
-Será mejor que los acuestes para que estén bien descansados. Mañana me encargaré de sacarles todo lo que me sirva –ordenó con voz ronca.
La mujer los acostó en una cama grande junto a la cama donde dormían las siete hijas que ellos tenían. Las niñas eran tan presuntuosas y pedantes que dormían cada una con una corona de oro en la cabeza. A mitad de la noche, Pulgarcito se despertó, algo lógico estando en aquella situación tan complicada, sin embargo sus hermanos dormían a pierna suelta como si no les importara nada. El niño, intentando demostrar que lo de las migas había sido un simple error de cálculo, pues él era pequeño pero no tonto, pensó que quizás el hombre querría matarlos antes del amanecer y así, fue a la cama de las niñas y cambió las coronas por unos gorros ridículos que la mujer les había puesto. Como él sospechó, el hombre se despertó y acudió a la habitación, tocó las cabezas y cuando localizó los gorros sacó un cuchillo y con toda la sangre fría les rajó el cuello a sus propias hijas. Cuando se dio cuenta de su error, no le afectó demasiado porque bajó las escaleras tranquilamente y se lo contó a su mujer como si le relatara la película que acababa de ver por la tele. La esposa subió a la habitación y al ver la sangre calló desmayada al suelo. Los hermanos salieron corriendo, saltaron la verja y escaparon de la casa, no sin antes darse un bañito rápido en la piscina.
El hombre cogió la pistola y su magnífico Porche y los persiguió por la carretera. De manera asombrosa e inexplicable, los niños habían recorrido en unos pocos minutos casi todo el camino a su casa, aunque lo más fantástico fue la recuperación tan espontánea de la memoria pues los siete recordaban perfectamente cual era el trayecto exacto a seguir, pero esto sólo ocurre en los cuentos, obvio. El hombre se quedó sin gasolina, cosas de la vida, y paró en una gasolinera a repostar. Pero, como hacía mucho calor decidió dormir un rato tumbado bajo la sombra de unos árboles cercanos, momento que aprovechó Pulgarcito para quitarle las llaves del Porche y la pistola. El niño les dijo a sus hermanos que continuaran sin detenerse hasta su casa, pues no quedaba lejos y el muy listo se subió en el Porche y partió hacia la comisaría del pueblo. El jefe de policía siempre había sospechado del traficante y lo consideraba culpable de la muerte de su hijo un par de años antes, aunque nunca consiguió pruebas contra él. Agradecido, le dio al pequeño una buena recompensa y consiguió un magnífico trabajo para cada uno de los miembros de la familia. Actualmente, Pulgarcito sigue siendo un enano que nadie sabe cómo hace para conducir un Porche, y menos aún cómo consigue ir cada día con una chica distinta. Su familia vive como auténticos reyes en la casa del traficante de órganos. Algunos dicen, que ahora se dedican al tráfico de drogas y es el hermano mayor quien dirige el negocio familiar.

jueves, 18 de junio de 2009

ENTREGA DE PREMIOS XV CERTAMEN DE RELATOS BREVES AMUSYD







El miércoles 17, Teresa, Alicia y yo (Nieves) fuimos testigos de la entrega de premios del XV certamen de Relatos Breves AMUSYD. El primer premio fue para Gracia y el segundo para Pepi. Las dos leyeron muy bien, sin nervios y con pleno autocontrol. ¡Enhorabuena, chicas!





Aqui tenemos a nuestras ganadoras:
izquieda, Pepi y derecha, Gracia. Ambas
portan y enseñan orgullosas las placas
que les entregaron.

martes, 16 de junio de 2009

12 MIRADAS ESTÁ EN MADRID



¡Hola amigos!

La última vez que he estado en Madrid, provista por fin de un ejemplar de nuestro libro y las pegatinas pertinentes, liberé "12 Miradas" en uno de mis bares favoritos. Está en el barrio donde viví siempre, Pueblo Nuevo, y donde sigue viviendo mi familia. Es un bar pequeñito, con un ambiente joven e intelectual, buen servicio y excelentes tapas.

Está situado en la C/Elfo, nº 123, por si alguien tiene la tentación de visitarlo, y tiene un nombre tan literario como "El Callejón de Álvarez Gato". El lugar es frecuentado por escritores y periodistas, y casi siempre puede enconrarse alguna exposición de cuadros o fotografías.
En fin, creo que lo dejé bien abandonado.

Gracias a Luis, su dueño, por su amabilidad, y a Juan, por su ayuda.

Teresa

"LA BELLA DURMIENTE", VERSIÓN TERESA

Érase una vez un rey y una reina que después de sopesar durante muchos años los pros y los contras se animaron por fin a tener descendencia. Una vez consumado el hecho y tras los nueve meses de rigor la alegría llegó al reino en forma de bella princesita. Los padres, decidieron hacer gala de toda la pompa de la corte y organizaron un ostentoso bautizo. Invitaron a toda la gente que pintaba algo en la sociedad del momento, especialmente a las hadas, que siempre dan mucho empaque a los festejos, aunque tuvieron un olvido tan celebre que sería recordado por los siglos de los siglos. Ninguno de los dos orgullosos padres recordó a una pariente lejana y cascarrabias con fama de aguafiestas. Y lo que sucedió durante la fiesta todo el mundo lo sabe: la pariente ofendida se presentó en mitad de la celebración y el inocente bebé sufrió su frustración en forma de épico maleficio: la princesa, estaría a condenada a morir a la edad de 16 años, al pincharse con un huso. Afortunadamente una de las hadas madrinas, que todavía no había entregado ningún don a la niña, logró cambiar esta maldición por un largo sueño del cual sería despertada por un príncipe. No obstante, para e vitar la desgracia el rey ordenó retirar todas las ruecas de la Corte a un lugar secreto.

Fueron pasando los años, y la princesa creció sana y fuerte aunque con una tendencia preocupante a la pereza, y a la Reina no había quien le quitase de cabeza que se debía a algunos efectos incontrolados del maleficio, porque lo cierto es que la niña era una real holgazana y tareas tan simples como el aseo personal o los juegos de palacio que se organizaban en su honor le parecían un martirio. Y entretanto la princesa se convirtió en adolescente y fue entonces cuando por fin alcanzó a descifrar aquella leyenda urbana sobre el encantamiento maldito que pesaba sobre su cabeza y que a pesar del tiempo transcurrido aún corría de boca en boca.

Ella no sabía lo que era un huso, porque como ya hemos dicho los reyes habían restringido su empleo en la corte, pero venciendo su natural holgazanería realizó una serie de pesquisas que la llevaron a descubrir un sótano clandestino donde se amontonaban docenas de personajes de color amarillo y ojos rasgados, (ella tampoco sabía aún lo que era un chino), manejando con pericia y rapidez las ruecas de donde salían los ricos tejidos con los que se confeccionaban los trajes para la Corte. La princesa, una vez vencida la primera impresión, se acercó decidida a una de las agujas de la rueca y sin dudarlo ni un instante se pinchó en el dedo, porque lo que ella deseaba desde hacía tiempo y con todas sus fuerzas, era dormir por fin un sueño profundo del que nadie pudiera despertarla. Y así ocurrió, la joven quedó inmediatamente vencida por el hechizo, pero con tal gesto de felicidad en su rostro que era increíble pensar que se trataba de la víctima de un maleficio.

El Rey y la Reina cuando se enteraron de lo ocurrido se sintieron muy tristes, aunque en cierto modo un poco aliviados también, ya que de pronto se vieron libres de la carga de estar constantemente regañando a la princesa o repitiéndole mil veces lo que tenía que hacer antes de que lo hiciera, y cuando un hada compasiva les dio la opción de dormir a todo el reino para evitar sufrimientos innecesarios, rehusaron la bienintencionada oferta y disfrutaron de la libertad de esta versión singular del síndrome de nido vacío pero lleno. Y así vivieron felices, y comieron perdices durante muchos, muchos años, hasta que llegó el día en el que se sintieron demasiado mayores y pensaron que había llegado la hora de pensar en la descendencia real.
El Rey entonces mandó un mensajero a todos los reinos con príncipes casaderos, ofreciendo nada menos que el trono al galán capaz de despertar y deposar a su hija. Y el príncipe Azul, conocido en todos los cuentos por ser el más trepa y rápido de reflejos, se presentó en el Reino impaciente por romper el hechizo de la Bella y de paso asegurarse la Corona. Así fue como con mucho protocolo el Príncipe se acercó hasta el lecho donde se encontraba la joven y la besó en los labios. Fue un momento dulce, en el que el tiempo pareció detenerse en la Corte, mientras los padres en primer término y tras ellos el resto de los personajes principales del feudo, contemplaban arrobados la consumación del encantamiento. La Princesa bostezó, larga y profundamente, y cuando abrió los ojos y comprendió lo que había ocurrido al ver la cara del Príncipe tan cerca de la suya, le propinó tal bofetada que espantó a las aves del bosque y a los pretendientes que habían ido llegando tras aquél, esperando la oportunidad de probar suerte.
Desde ese día ningún otro pretendiente osó acercarse al Reino de la Bella Ex - durmiente, ya que las noticias corrieron como la pólvora, y pronto fue conocido por todos el carácter huraño y violento de la princesa, que tras la sobredosis de letargo comenzó a sufrir de un profundo insomnio que la sumía en la mayor de las desdichas. Y cuenta la leyenda que desde entonces no hizo sino vagar de un lugar a otro del mundo en busca de otro alma caritativa que le impusiera otro maleficio.


lunes, 15 de junio de 2009

Los 3 cerditos contructores y el lobo ferozmente hipotecado, por Toñi



Érase una vez un joven lobo que quería comprarse un piso. Y para su desgracia fue a dar con “LOS TRES CERDITOS”, que eran constructores y promotores de viviendas.


El primero de ellos, el CERDITO FLAUTISTA, le enseñó una bonita choza de paja. Al lobo le pareció un poco canija, pero el cerdito le aseguró que era de paja ecológica y que vivir en aquella choza era recuperar la primigenia vivienda de sus ancestros lobos, así que el lobo muy contento, aceptó la compra. Además, el precio no estaba mal. La hipoteca no era demasiado grande y podría permitirse una vida más o menos desahogada.Mientras firmaba el contrato, una brizna de paja se metió por su nariz y el lobo estornudó con tal mala suerte que la casa se vino abajo al tercer estornudo. El lobo, lógicamente, montó en cólera, persiguiendo al cerdito, no sabemos si para comérselo o para romper el contrato.


El cerdito, para aplacar su furia, le llevó a ver la casa de su hermano VIOLINISTA. Ésta era de madera y, aunque el lobo no la vio demasiado consistente, el cerdito le aseguró que la madera era de unos árboles que habían sido talados de una forma natural por una comunidad de trabajadores en los bosques amazónicos. Y que la madera es lo mejor para armonizar el espíritu, en cuestión de Feng shui. El lobo, no muy convencido, firmó un nuevo contrato, aunque no se dio cuenta de que el precio de la casa había duplicado el valor de la primera.Y una vez firmado el contrato, se quedó hablando con los cerditos de los detalles cuando, sin querer, se apoyó en el quicio de la puerta de la casa, y esa sola presión dio al traste con todo el edificio, que seguramente estaba hecho de madera carcomida.Esta vez la rabia del lobo fue monumental.


Los dos cerditos fueron corriendo a casa de su hermano PRÁCTICO, que le ofreció, en compensación, una de ladrillo que había construido de una forma muy chapucera y con los materiales más baratos que había encontrado, pero que vendió al lobo como si fuera un palacio. Éste o era demasiado tonto o estaba muy desesperado, el caso es que se quedó con la casa. Eso sí, firmando un contrato con un precio que triplicaba la primera compra.


Así que ya tenemos al lobo hipotecado de por vida por una casa horrorosa y a los TRES CERDITOS constructores cantando tan contentos. Porque, con semejante lobo feroz, ¿QUIÉN TEME A LA CRISIS?

jueves, 11 de junio de 2009

La verdadera historia de Hansel y Gretel (by Miguel Angel)

Hansel y Gretel vivían con su padre, leñador de oficio, y su madrastra en una casita en el monte. Como no tenían que llevarse a la boca, el padre decidió abandonarlos en lo más oculto del bosque. “¿Cómo vamos a hacer eso? Son tus hijos”, dijo ella. El leñador, a quien no le gustaba que le llevaran la contraria, se puso la mano en la entrepierna y zanjó el asunto: “Cállate, si no quieres pasar hambre de otra cosa además de pan”. Humillada, la madrastra bajó la vista y acompañó al leñador a abandonar a sus dos hijos en medio del bosque.
Hambrientos y entristecidos, Hansel y Gretel deambularon sin rumbo durante horas hasta que dieron con una casa. Al chico le pareció que estaba hecha de dulces, y no se lo pensó dos veces antes de hincarle el diente al pomo de la puerta. El intenso sabor a fresa ácida reventó las exclusas de sus glándulas salivares.
Se habían comido media puerta cuando llegó la dueña de la casa: una bruja simpática y dicharachera. “No es bueno que comáis tanto dulce de una vez”, les aconsejó. “Venga, pasad dentro. Os voy a hacer una manzanilla antes de que el dulce os siente mal”. Pero Hansel y Gretel no llegaron a probar la infusión, pues antes el caramelo les encontró la salida por arriba y el chocolate por abajo. Tan malo fue el empacho, que la bruja tuvo que ocuparse de su cuidado durante varios días. Tiempo éste en el que creció el cariño mutuo entre los niños y la bruja. “Podrías adoptarnos”, dijo Gretel. “Sí, sí, adóptanos”, insistió Hansel. La bruja, que siempre había querido formar una familia, se mostró encantada y dio su primera lección como madre: “Lo haré, queridos, pero a partir de ahora sólo tomaréis una onza de chocolate y un caramelo al día. Llevaremos una alimentación equilibrada”.
Había pasado una semana desde el feliz encuentro de los chicos con su nueva madre, cuando ésta les anunció algo: “No os he dicho, niños, que tengo un novio. Viene a verme todos los domingos. Así que hoy os lo presentaré. Ya veréis, os gustará”. A Hansel y a Gretel la idea de formar una nueva familia, después de que la anterior los hubiera repudiado, les pareció maravillosa. Se lavaron, se peinaron y se pusieron elegantes. Querían hacer todo lo posible por agradar a la visita.
Llamaron a la puerta y la bruja fue a abrir. Al otro lado, un hombre recio y corpulento la tomó en sus brazos al momento. Ya le subía el vestido, cuando se percató de la inesperada presencia de los niños. “Pero… ¿Y esto?”. La bruja se colocó junto a Hansel y Gretel de un salto y dijo: “Siempre me estás prometiendo que vas a dejar a tu mujer y vamos a formar una familia. He adoptado a estos chicos, ya podemos ser una”. El hombre soltó el hacha que llevaba en una mano y, señalando con ella a los niños, dijo: “¡Qué cojones hacéis vosotros aquí!”.

BAMBI por Ana

ESTA ES MI "ADAPTACIÓN" DEL CUENTO DE BAMBI


Una noticia se extiende como la brisa fresca a lo largo y ancho de la jungla de asfalto.
Una pequeña habitación de una vieja casa es testigo del nacimiento de una princesa a la que sus padres pondrán el nombre de Bambi. El vecino del quinto, un chiquillo sereno y enjuto con grandes dientes al que todos apodan tambor por su característico tic de golpear el suelo rítmicamente con la pierna cuando está nervioso, espera impaciente el alumbramiento que tendrá lugar entre las manos expertas de la mujerona del sexto, que con un rostro ciertamente similar al de una ardilla ignora los grandes gritos de dolor que la madre – reina exhala, cubierto el rostro por grandes perlas de sudor. Bambi da la bienvenida a la vida con un sonoro chillido que llena el rostro de todos los vecinos de la finca con una sonrisa de satisfacción, la princesa al fin ha nacido.
Esos primeros años la vida de Bambi transcurre tranquila, con la compañía de su siempre fiel amigo tambor que es el adalid de las travesuras que la pequeña princesa improvisa en las callejuelas de la ciudad. Sin otra escuela que la calle y sin otra compañía que la miseria y el hambre, pronto Bambi se matricula en el arte de los pequeños robos de comida y se licencia en el arte de sobrevivir cada día con un agujero de penuria en los bolsillos.
Bambi, la princesa de los mendigos como ya es apodada en la comisaría del barrio, por hacerse acompañar de un séquito de pequeños secuaces con apodos de animales, es ya una habitual en el despacho del comisario donde entra y sale con una sonrisa pícara en los labios.
Una noche especialmente cálida en que el sopor acompaña los ojos y los corazones de los habitantes del viejo edificio, el brasero de la abuela del tercero decide dejar de funcionar justo en el mismo instante en que la parca ha terminado de contar los días de la anciana y decide hacer la visita final. El gas pronto se propaga por todo el edificio, meciendo en un sueño fingido el alma de todos los habitantes. Entre el sopor del vino y del gas, el rey padre de Bambi, despierta cuando unas pequeñas lenguas de fuego comienzan a acariciarle los pies. Con un resto de conciencia que logra arrancarle a su estado de embriaguez, lanza unos terribles chillidos de temor que alertan a la pequeña Bambi y a su madre, que abrazadas acompañan en su huida al resto de vecinos del edificio, los cuales, entre lágrimas de miedo y temor, asisten con el corazón encogido como ante sus ojos se quema su pasado y su futuro, por fin conscientes de que aún se puede caer más bajo. Como únicas víctimas los sueños del vecindario…



Bambi estremece sus apenas dieciséis años entre los brazos de un apuesto bombero que ha acudido en su ayuda, Joven, apuesto y con el aire redentor de los héroes del alma, busca en los ojos azules de Bambi su propia salvación y como ocurre en todos los cuentos con final feliz, la encuentra

jueves, 4 de junio de 2009

12 Miradas está en Mojácar


Este lunes, a la hora de la siesta, otro ejemplar de nuestro libro “12 Miradas” inició un nuevo viaje en libertad. Se quedó en Mojácar (Almería) esperando en el hall del hotel Marina Mar.
Al afortunado que lo encuentre, le pido dos favores personales:

-El primero que lo lea, lo disfrute el tiempo que crea preciso, y luego lo deje seguir su camino.

- El segundo favor, que nos lo cuente. Bien aquí, en nuestro blog, bien a través de la página de
bookcrossing. Me haría muy feliz saber que ha llegado a buenas manos, me haría ilusión saber de él.



Y es que, en el momento en que arrancamos el coche, y supe que aquel libro se quedaba en el hotel, a su suerte, sentí como si hubiese dejado una parte de mí sobre aquella mesa. Fue una sensación extraña. Una sensación bien curiosa, saber que en estos momentos, alguien tocado por el azar, puede haber cruzado su camino con el mío de esta manera tan peculiar.



Espero que este haya sido el comienzo de una aventura interesante. Feliz viaje.

Un final feliz (Mi ejercicio sobre el papel higiénico. Gracia)

El niño mira sonriente y satisfecho el inodoro antes de estirar de la cadena. A sus siete años ha conseguido terminar aquella faena él solo, sin ayuda de su madre. Cierto que ha usado bastante más papel higiénico que si lo hubiera hecho aquella, pero por el contrario su deleite se hubiera visto menguado de haber requerido su favor. Además en cuanto pulse el botón todo aquel derroche desaparecerá, ¿qué más da que el papel rebose el retrete?, ¿qué más da que haya terminado un rollo casi intacto? Lo importante es que su orgullo no cabe en el cuarto de baño, y eso que es espacioso. Así es que estira por fin de la cadena dispuesto a despedirse de su solitaria proeza. Por un momento, la alegría se le queda atascada en la garganta, como el papel en la tubería, que se resiste a tragarlo y comienza a dar vueltas en un baile indigno y demasiado largo. Pero todo ha sido un pequeño susto. Tras emitir un sonido ronco, el papel y su compañía desaparecen para siempre. El niño se lava las manos y se va.

La mujer se dispone a hacer pis consciente de que el tiempo se le echa encima. Tiene que llevar a su hijo a judo y tiene que llevarlo ya. Se sienta en la taza sin siquiera encender la luz, para no perder apenas un segundo. Suspira ruidosamente mientras se permite una queja silenciosa y corta por su estresante e ingrata rutina. Busca el papel higiénico y con lo que se encuentra es con el esqueleto de un tubo de cartón pelado. La rabia enfila el camino inverso que acaba de realizar el pis del que se ha desecho, pero consigue atajarla. Los minutos corren. Toma aire profundamente y grita: “¿Alguien puede traerme un rollo de papel?”. Enseguida aparece una mano por la puerta que se lo entrega y oye la voz de su hija que le reprocha: “No sé cómo te las arreglas para quedarte siempre sin papel”. La mujer se asea, mira su sombra en el espejo y aunque no le gusta lo que medio ve sabe que no hay tiempo para arreglarlo.

La chica entra en el cuarto de baño y echa el seguro, aunque está sola en casa necesita la más absoluta intimidad. Tiene intención de llorar un rato por el desaire que le ha hecho el imbécil del chico que le gusta esa mañana en el instituto, delante de toda la clase. Las lágrimas brotan con una facilidad pasmosa, por lo que se abastece de mucho papel. Llora desconsoladamente porque aunque es un imbécil el chico le gusta mucho, mucho, tanto que le cuesta dormir por las noches, le cuesta comer y los estudios se le hacen insoportables. Coge más papel para sonarse los mocos. Decide sacarlo de su aplique para facilitarse las cosas y una vez que ha decidido que ya está cansada de llorar sola y que se va a casa de su amiga Lucía, que es la única que le entiende, no vuelve a colocarlo. La chica sonríe a su imagen desconsolada para intentar arreglar en algo su apenada cara antes de marcharse.

El gato entra sigilosamente. Para él la oscuridad no es un problema y en seguida encuentra su objetivo. En cuanto ha visto irse a la adolescente ha intuido que el rollo podría estar a su alcance, la chica siempre le facilita las cosas. Apoyándose sobre sus patas traseras se alza juguetón y con sus uñas tantea a su presa, que no pone resistencia. El rollo se tambalea un par de veces antes de caer al suelo. El gato se relame. Aquel es su juego favorito. Primero se recrea lanzándolo en el aire y cogiéndolo de nuevo. Cuando se cansa de aquellas piruetas entonces empieza con lo bueno, lo que le lleva un rato. Al acabar decide subirse al armario más alto. Bien sabe que su entretenimiento siempre trae consecuencias, pero a él no le importa y tranquilamente se echa a dormir.

El hombre abre la puerta de su casa con una sonrisa que se borra nada más entrar. No se lo puede creer a pesar de estar viéndolo con sus propios ojos. El bicho asqueroso ha vuelto a hacerlo. El papel higiénico acampa por todo el pasillo, para continuar en la cocina y acabar desparramado en el salón. Pequeños pedazos, como confeti blanco, adornan los sofás. El hombre mira todo aquel barullo sin soltar si quiera el maletín. Parece que medita un rato, tentado por la idea de volver a salir por la puerta, pero finalmente busca la escoba y el cogedor para limpiar todo aquello. Luego se quita los zapatos, se hace con una cerveza bien fría de la nevera y enciende la tele, acomodado en el sillón ya limpio.

El papel higiénico, mezclado en la bolsa con el resto de la basura, da gracias al gato, sin duda aquel final es mucho mejor que el que le tenían preparado.

lunes, 1 de junio de 2009

Títulos para el próximo libro

En la última reunión, después de leer los ejercicios que propuso Mercedes, retomamos el tema del título para el próximo libro. Éstas son las propuestas que se recogieron. Si alguien tiene más, por favor que las añada:

* ACTOS SOLITARIOS

* EL REVÉS DE LA MONEDA

* CUANDO EL AZAR NOS TRAICIONA

* NO ME ROBES EL ALMA

* LOCOS DE ATAR

* PAN PARA HOY

* UNA BOTELLA VACÍA

* CUANDO LAS PALABRAS MIENTEN

* EL GUARDIÁN DE LAS PALABRAS

* LOS HIJOS DEL EUCALIPTO

* LA VOZ DE LOS LIRIOS

* LA MEMORIA DEL AGUA

* EL AIRE DE LOS CHOPOS

* LOS OJOS DE LA MUERTE

De la reunión anterior estaban:

* PAPEL DE PLATA

* EL GATO AZUL

Comentamos que sería buena idea que cada uno eligiera los tres que más le gusten para que vayamos a la próxima reunión con los títulos más votados y de entre ellos saquemos el definitivo. Así es que: a votar....

Más títulos:

- SOMBRAS CHINAS

-MOSAICO

-CARRETERAS CORTADAS

-SEGUNDAS INTENCIONES

-SEGUNDO PLATO

-PASEN Y LEAN

- LOS MOSAICOS DE LA BIBLIOTECA

-ENTRE LÍNEAS

-LOS UNOS Y LOS OTROS

-UN PUÑADO DE LETRAS

-ESPERANDO TUS OJOS

-DE PRINCIPIO A FIN

-DE PUÑO Y LETRA

-CERVEZA, CANNABIS Y FELACIÓN

-LÍNEA QUEBRADA

-LAPICEROS AFILADOS

--ENTRE PALABRAS

-EL ESCRIBA DE LA QUINTA PLANTA

-AVES DE BIBLIOTECA

-WHISKY DE MISS AMELIA

- UNOS POCOS PELAGATOS

-EN MODESTA OPINIÓN

-Relatos de cuatro pelagatos